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Del ser superior al Ser Supremo

Ya saben: Butragueño atribuyó la buena marcha del Madrid a Florentino, un ser superior, según lo calificó él mismo. López Caro, que sube al cadalso de Del Bosque, Queiroz, Camacho, García Remón y Luxemburgo, busca protección más arriba: en El Ser Supremo. Pide a sus jugadores que recen un padrenuestro antes del partido (alguno tendrá que rebuscarlo en internet) y en su primera comparecencia se mostró con un fervoroso creyente: "El límite no lo voy a poner yo, ni los jugadores, sino Dios, porque Él es quien me ayuda a caminar y a conseguir este éxito. A quien tengo que glorificar es a Él, porque me da la luz..." Amén.

Le entiendo. De verdad que le entiendo, porque lo que tiene delante es de aúpa. Y como ya Santa Teresa decía que Dios estaba también entre las cacerolas y dado cómo está de acogido el Barça al villarato y a sus arbitrajes, cabe entender que busque recomendaciones lo más arriba posible. Al fin y al cabo, Florentino lo ha probado ya casi todo desde que echó a Del Bosque: el modelo consentidor de Queiroz, el látigo de siete puntas de Camacho, la comprensión educada de García Remón y el cuadrado mágico de Luxa. Ahora toca este modelo carpetovetónico, que podríamos definir como a Dios rogando y con el mazo dando.

Porque al tiempo que reza, López Caro da con el mazo. Su modelo es Caparrós. Los jugadores ya han recibido esta semana varias palizas, si bien Ronaldo ha sabido escaquearse de un par de sesiones con el viejo truco de la contracturita aquí. ¿Qué quieren? Al fin y al cabo todos sabemos que él y Casillas son los que salvan los muebles una y otra vez, así que habrá que ser condescendientes con los entrenamientos de aquél, como hubo que serlo con la renovación de éste. La ruptura de esa doble dependencia sería el gran éxito de este hombre que está ante la oportunidad de su vida. Por cierto: hoy se va Sacchi. ¿Alguien sabe para qué vino?