Sobre Ronaldinho y la universalidad

Ronaldinho cogía anoche en París el Balón de Oro entre el aplauso general. Esa foto se verá hoy en todo el mundo. A la misma hora, el Madrid organizaba un acto en el madrileño Hotel Palace sobre 'La Universalidad del Real Madrid'. Un acto casi íntimo, de escasa repercusión, con un público de antiguos y venerables socios que lo que quieren es saber qué va a pasar con Luxemburgo. Es la imagen del extravío de un proyecto que nació con los mejores augurios pero que se convirtió en una Torre de Babel, en un maremágnum de confusiones nacidas por generación espontánea en el caldo de cultivo de la soberbia humana.

Suele fijarse el fichaje de Beckham, por sus connotaciones de mercadotecnia, como el origen de la caída del florentinato. Y el de Ronaldinho por el Barça, simultáneo, como el del arranque de un proyecto ganador que le desplaza. Y es curioso: el Barça quiso a Beckham para arrancar su círculo virtuoso (¿recuerdan?) pero el Madrid se lo quitó. El Barça fichó a Ronaldinho como segunda opción y le resultó de perlas. Florentino, a su vez, tenía pensado fichar a Ronaldinho para el año siguiente. Por entonces estaba convencido de que cualquier jugador esperaría un año o lo que fuere con tal de poder enrolarse con los galácticos.

Pero de Beckham, buen jugador de clase y de lucha, se ha hecho un símbolo equivocado. Fue la soberbia lo que hundió el proyecto. La soberbia que llevó a cambiar a Del Bosque por Queiroz, que gastaba idiomas y corbatas. Un acceso de galactismo extravió al club, perdida la toma de tierra que fue Del Bosque. Cuando al consentidor Queiroz sele sustituyó por el bravo Camacho éste lo vio tan mal que salió corriendo. Y las cosas no cambian. Esta iba a ser semana de dobles sesiones, mañana y tarde, y empezó en día libre para anuncios y actos sociales. Y predicando universalidad mientras el mundo mira a París, a Ronaldinho y al Barça.