Un consejo: duerman nueve horas
Compartir mesa y mantel junto a Santamaría (ganador de cuatro Copas de Europa entre 1957 y 1960) y dos de los héroes de la Sexta en Bruselas 66 (De Felipe y Velázquez) en tiempos de crisis deportivas y dudas institucionales, sirve para diagnosticar con más firmeza los males que le aquejan a su Madrid del alma. En la amena tertulia que improvisamos en el Donostiarra con los amigos de la Peña Cala Ratjada, me quedé con una frase demoledora de uno de estos veteranos: "El futbolista de élite debe dormir al menos ocho o nueve horas diarias para estar en forma. Una vez salí con mi esposa a una Sala de Fiestas. Al día siguiente me crucé con el gerente Antonio Calderón, y me dijo: ¿Le gustó a usted el espectáculo de anoche? Me quedé sin palabras y jamás volví a salir de noche mientras defendí esta camiseta".
Un simpaticón dejó caer al aire que cuántos de los actuales componentes de la plantilla de Luxa duermen al menos nueve horas. Todos nos pusimos de acuerdo. Se pueden contar con los dedos de una mano. Lo peor de asimilar fue cuando alguno de los ilustres presentes comentó que en la noche amarga del 0-3 ante el Barça, cuatro jugadores del bando derrotado estaban a las cinco y media de la madrugada en un restaurante frecuentado por los madridistas.
Ya sé que los tiempos han cambiado, que la España en blanco y negro sólo es un recuerdo para nostálgicos como yo y que hoy día no le puedes decir a un chaval que gana 1.000 millones de pesetas que esté arropadito a las diez de la noche. Pero tampoco olvido que con la disciplina impuesta por Don Santiago Bernabéu los chicos dormían a pierna suelta, eran felices y ganaban títulos. Además, todos se iban juntos a tomar el aperitivo tras los entrenamientos (Puskas llegó a poner una salchichería junto al Bernabéu) y se sabían de memoria el calendario. ¿Supone tanto sacrificio?