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Florentino necesita fiarse de alguien

Mientras el Barça festeja, el Madrid mira al futuro con mirada sombría. ¿Qué se hizo de los galácticos? El viento del tiempo se los llevó. El magnífico equipo creado por Florentino con cuatro golpes de audacia y cuatro monumentales cheques se ha disuelto. Aquello no fue un equipo, sino un archipiélago de gloriosos futbolistas, de los que la mitad eran de nivel Balón de Oro o poco menos. Pero pasó el tiempo, perdieron uno por uno su momento de gracia y quedaron los vicios del sistema: poco entrenamiento, mucho anuncio, poca solidaridad, mucho vedettismo, poca disciplina, mucho capricho. El modelo se corrompió.

Ningún hombre de fútbol es responsable de lo que ha pasado. Con unos y con otros, Florentino ha hecho pesar su criterio y esa es la causa de que todos se hayan ido aburriendo y se hayan marchado, ruidosa o discretamente: Del Bosque, Valdano, Queiroz, Camacho, García Remón... Ahora están Butragueño, Sacchi y Luxemburgo, pero la plantilla no es una elaboración de ese trío, ni de dos de ellos, ni del mayor criterio de uno de los tres. Es el resultado de un pacto entre el trío y el presidente, un esto sí, esto no, un tira de aquí, afloja de allá. Una plantilla que no obedece a una idea, sino a cuatro, de las que la que más pesó fue la del profano.

Florentino debería decidirse por fin por un hombre de fútbol en quien confiar. Alguien que con unas directrices (juego de ataque, mezcla de estrellas y cantera, estos generosos límites de dinero) pueda trabajar libremente, con derecho a acertar y a equivocarse, lo mismo en la contratación del entrenador como en la conformación de la plantilla, de acuerdo con éste. Le va a costar, porque en todos los técnicos ve cosas que no le gustan. Perono puede seguir creyendo que el único que sabe de fútbol es él, porque no lo está demostrando. Por más que en su día acertara con un modelo bello y original, pero desgraciadamente efímero.