Robinho, el gran tapado del clásico
Robinho es un jugador determinante y lo van a comprobar todos (creyentes y hombres de poca fe) este sábado ante el Barça. Me remito a las pruebas. Cuando la libélula paulista fichó por el Madrid en verano, el Santos estaba décimo en la Liga Brasileña, a ocho puntos del Ponte Preta y a siete del Corinthians. "Robinho, SOS", le dijeron. El chaval se despidió del equipo de Pelé a lo grande. Jugó siete encuentros, marcó seis golazos y cogió un vuelo rumbo a Madrid con el Santos colíder, igualado con el Corinthians en la cima de la clasificación. Allí se lo comían a besos, los compañeros (el futurible Ricardinho incluido) le mantearon con huevos y harina, su afición le hizo la ola y en el Bernabéu, dos días después, más de 10.000 fieles se entregaron al nuevo héroe.
Ayer me dio por revisar la Liga Brasileña. Página 30 de AS. Santos 0 Internacional 4. Marchan octavos... ¡A 22 puntos del Corinthians! Y no olviden que el Santos fue campeón hace un año con Cosminho en plan galáctico. Quiero decir con todo ello que Robinho merece un respeto que se ha ganado en su fulgurante carrera con su fútbol de filigrana, inventiva y engaño sobre ruedas. El Bernabéu le valora aún más después de su demostración de testiculina en el segundo penalti ante el Zaragoza. "Lo tiro yo, lo tiro yo". Los tiene bien puestos. Bebeto o Etoo (Samu, ¿qué vas a hacer durante el Mundial de Alemania?) se arrugaron en situaciones similares. Los grandes partidos son para los grandes jugadores. Y Robinho lo es. Será el tapado del clásico. Creo en você.