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Hay que entrar por la puerta grande

Queda un esfuerzo en Bratislava, donde espero ver una Eslovaquia enfadada, pero no tanto. Una cosa es lo que diga Galis para sacar fuera su berrinche y otra lo que piensen desde el propio Galis hasta el último eslovaco: que España fue mejor y que la diferencia de 5-1 reflejó la distancia que hubo entre los dos equipos. Así que como no hay base para el enfado, sino que se trata de una creación artificial, muy profundo no será. Habrá, eso sí, el deseo de salvar la honrilla ganando al menos el partido. Pero esa misma honrilla también la tiene que poner en juego España. También debe ganar el partido.

Porque pasar por la repesca, y por segunda vez consecutiva, ya es dar el cante. Y llegar a Alemania con una derrota, y ya no digamos con un apuro, en Eslovaquia, no sería bonito porque todos sabemos que el equipo da para más. Por eso es de esperar esta noche otra alegría como la del sábado, otro partido que nos haga sentirnos felices y satisfechos con el equipo que representa el fútbol de un país apasionado por ese deporte. En ese sentido, me gusta el cornetazo de Raúl, que ayer invocaba el orgullo del equipo y establecía el compromiso de que al Mundial no se va a ir a pasar el rato, sino a pelearlo.

Así debe ser. Páginas más adelante llevamos un trabajo que explica cómo selecciones que accedieron a fases finales de Mundial o Eurocopa tras el azaroso trance de una repesca, luego hicieron papeles brillantes. Motivación, seguridad, dinámica de grupo, unidad de propósito... Hay una serie de valores que elevan el nivel de un grupo, que pueden hacer que un equipo sea algo más que la suma de sus valores. Eso lo da el trato, la buena mano del entrenador, los resultados, el liderazgo positivo de un jugador o de un grupo de ellos. Eso es lo que debemos buscar en el partido de hoy. Eso y la victoria.