España no será el nuevo Pupas...
La turbulenta historia de nuestra Selección copa desde hace décadas las crónicas de sucesos. El gol de Katalinski en Francfort, el fallo de Cardeñosa ante Brasil en Mar del Plata, el gol de Armstrong a Arconada en Mestalla, la pifia del grandioso cancerbero guipuzcoano en la final de la Eurocopa 84, el fallo de Salinas ante Pagliuca en el Foxboro Stadium de Boston, el autogol de Zubi en Nantes ante los nigerianos, el penalti errado de Raúl ante la Francia de Zidane en Brujas, el de Joaquín ante Corea en el Mundial que coronó a Ronaldo. ¡Pena máxima!
Esto es como lo de mis amigos del Atleti, que se sublevan ante la fama de su Pupas (ojo, que jugamos en el Calderón). Ya está bien de lamerse las heridas y de publicitar nuestra creciente Sala de los Horrores. Recordemos que Zarra ganó a los pross en Brasil 50, que Marcelino dejó de piedra a Yashin y nos hizo tocar el cielo (1964), que Maceda me hizo llorar con un gol agónico a la Alemania de Schumacher (perdí el DNI en la celebración con mis colegas en un salón de sólo 14 metros, lo juro), que el Buitre le metió cuatro a Dinamarca en Querétaro... España fue, es y será grande, pero sólo si creemos en ello.