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El Madrid se deja un trocito de crisis

No será un partido que añada laureles a su historial, pero al menos le sirvió al Madrid para dejarse un trocito de crisis. Luxemburgo, haciendo de la necesidad virtud, resolvió tanta baja como sufría adelantando a Sergio Ramos a la media y montando un equipo esforzado, sin encanto, en el que la creación quedaba reducida a Guti, Raúl y Robinho, un trío de mediapuntas que se tuvo que repartir medio campo. Funcionó porque el Betis fue un horror y porque Robinho empieza a despertar. Estuvo activo y atrevido, marcó un gol con precisión de cirujano y le sacó a Doblas su única parada de la noche.

Se hablará menos de Luxemburgo, pero se volverá a hablar, porque despierta muchas malevolencias y hay buitreo en torno a su puesto, entre otras cosas porque hay un buen corretaje de comisiones con cada cambio ahí. Yo no creo que los males del Madrid estén en este entrenador ni en ningún otro, sino en que el club es un lío que sólo disimula Ronaldo con sus goles. El desorden de la casa da lugar a plantillas en las que siempre sobra de un lado y falta de otro. Y a una pérdida general de crédito y autoridad. Y una vez perdido el encanto de aquel mensaje de Zidanes y Pavones lo que queda es el quilombo.

Así pasó que nada más acabar el partido Guti dedicó la victoria a Di Stéfano y Sacchi. Le hicieron rectificar y rectificó pronto e in situ. No se tiene noticia de que hayan hecho rectificar al Presidente de Honor y al Director de Fútbol sus respectivas pasadillas del otro día, dicho sea de paso y sin ánimo polémico. Respecto al Betis, salió con el agravio comparativo del no indulto a Joaquín pero luego jugó tan mal que hizo a su propio público olvidar la injusticia y enfadarse tanto que acabaron llamando sevillista a Lopera. Y en el horizonte aparece el Chelsea. A este Betis le pesa la Champions.