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Un gol cada quince remates a puerta

Ahí está nuestro problema: un gol cada quince remates a puerta. El fútbol no es estadística, ni nunca le ha gustado inclinarse ante ella, dato frío, difícil de encajar en la discusión de barra de bar. Pero en el fondo está ahí. Y con los datos en la mano la Selección española tiene un problema a la hora de transformar en gol las numerosas ocasiones que genera con su juego. Falta ese rematador determinante, que es el que en numerosas ocasiones marca las diferencias. Y esa laguna nos ha llevado hasta Bélgica en una situación delicada, con la necesidad de ganar y con la vista puesta en lo que haga Serbia.

La España de Luis remata a portería más que la mayoría de los clubes de la Primera División española, pero le falta tino. De cada quince tiros, uno acaba en gol. El Madrid sólo necesita nueve para conseguir el mismo objetivo. Y el Barça lo logra con diez. Pero el Madrid tiene un depredador del área como Ronaldo, y el Barça cuenta con la velocidad endiablada de Etoo. En la Liga española abundan los goleadores de talla mundial, pero la mayoría son extranjeros. No hay sitio en los grandes clubes, a veces ni en los pequeños, para los jóvenes delanteros españoles. Y la Selección paga esas carencias.

Luis no tiene demasiadas cartas en su mano a la hora de elegir sus delanteros. Hay lo que hay: Raúl y su acompañante, unas veces Torres, otras Morientes, en ocasiones Luque o Tamudo. Ahora llega Villa, con unos números excelentes, el delantero más efectivo en la Liga, pero con pocos minutos de juego porque todavía no ha conseguido la titularidad en el Valencia de Quique. El gol es la asignatura pendiente que obsesiona a España en vísperas del trascendental partido de Bruselas. Si por fin la aprobamos estaremos un poco más cerca del objetivo de todos, que es estar en el Mundial de Alemania. Que así sea.