Calvos, divinos y necesarios
Lo confieso. Aquella sociedad formada por Ronaldo y De la Peña en aquel Barça eléctrico de la temporada 1996-97 (eso sí, que nadie olvide que la Liga la terminó ganando el Madrid de Raúl, Suker y Mijatovic) me dio envidia sana. Jóvenes, calvos y sobradamente preparados. Ronie era un torrente de potencia, lucidez, verticalidad, talento y pegada. Matador. De la Peña era puro vértigo. Sus pases interiores a la bota del galgo brasileño suponían un homenaje al fútbol de verdad, el que no se queda varado en absurdos anclajes tácticos.
Por eso será una gozada verlos juntos esta tarde en la montaña mágica de Montjuïc. Ronie le metió aquí a Lemmens un gol digno de Pelé. Con un simple amague de cadera, el centenario delantero del crucero galáctico tumbó al belga y marcó a puerta vacía ante el estupor de pericos y vikingos. ¡Y qué les voy a decir de Iván! Admiro y valoro a Lotina, pero no acabo de entender su pugilato con lo Pelat. Por mí, que lo deje en el banquillo. Eso sí que sería bueno para el Madrid...