Falta la magia de la línea recta

Al Madrid de Luxa le falta trazar la línea recta, la distancia más corta entre dos puntos. Lo comprobó en Lyon. El Madrid manejó, dominó y pareció dirigir el tráfico. Pero estos franceses entusiastas llegaban hacia la guarida de Casillas con tres simples toques. Malouda, Wiltord, Tiago y Diarra volaban como flechas afiladas lanzadas por el arco (éste sí que es mágico) de Juninho Pernambucano. En lo que usted tarda en abrir y cerrar los ojos, el Olympique ya había alimentado al gigantón Carew para dejar en evidencia las lagunas defensivas de este Madrid que es como la agujereada M-30: está en plena fase de reconstrucción. Cuando terminen las obras quedará todo de lujo, pero la transición está resultando traumática...

Por eso, Robinho es un fichaje terapéutico. Juega al fútbol como los ángeles, todas sus fantasías son en beneficio del equipo y sus maniobras sólo conducen hacia la portería rival. Robinho es como una brújula. Te marca siempre la dirección correcta hacia el gol. Ronie, Baptista y Raúl deben seguir su camino por el bien del colectivo. La verticalidad de Robinho acabará con la crisis. Sólo falta que Luxa, en el que sigo creyendo, deje la magia para los futbolistas. Estamos en sus manos. ¡Pizarras fuera!