En Santander, pelea de semifondo

Esta noche juega España, aunque en una versión B. Años atrás tenía consideración oficial eso de la Selección B, que no era una selección necesariamente de jóvenes (aunque los había) sino de los que sin ser los mejores del país, sí eran los mejores de los que quedaban después de los mejores de verdad. Se registraba su palmarés aparte, como se puede registrar ahora el de la Sub-23, la Sub-20 o cualquier otra. Y Luis hace más o menos eso esta noche: aparta los once mejores (o al menos los que en su opinión lo son) y coloca ante Canadá a los once siguientes. Tiene sus razones y las ha explicado largamente estos días.

Lo que queda de todas formas es un equipo atractivo, con Iván de laPeña al mando de la nave y la flamante aparición de Sergio Ramos, el defensa más caro que ha dado nuestro fútbol desde Garay, aquel con cuya venta al Barça el Athletic pudo hacer una tribuna nueva en San Mamés. Y el resto son buenos jugadores, un segundo equipo tan próximo en calidad al primero que casi se puede discutir cada puesto, con muy raras excepciones: Casillas, Puyol, Xavi, Raúl, Vicente y poco más. Enfrente está Canadá, que viene a ser como la cara amable de Norteamérica. Pero en fútbol es poco. Desde que estuvo en México-86 ha ido para abajo.

Las miradas están puestas en el Manzanares, el miércoles, cuando llegue Serbia. Ellos juegan hoy partido del grupo, que probablemente ganarán, y en ese caso el miércoles estarán un punto por encima. Habrá que ganarles para ser campeones del grupo, porque en caso contrario entraríamos en una tenebrosa ruleta de segundos. A Luis le preocupa tanto que no quiere cansancio ni golpes y de ahí los ahorros ante el partido de esta noche, que por esa causa adquiere ese papel equívoco de pelea de semifondo, un entremés interesante pero que se contempla con la emoción contenida para la pelea de fondo. En este caso, el partido del miércoles.