Y ahora que está Robinho ¿quién sale?

Una vez que Robinho ha aparecido y ha sentado sus reales (ahora muchos entenderán por qué le dábamos tantas portadas) surge la pregunta, parte curiosidad estrictamente futbolística, parte morbo indisimulado: ¿quién sale fuera? ¿Raúl o Zidane? Se da por hecho, y así será, que Robinho ocupará plaza junto a Ronaldo, arriba, y por tanto si Raúl va a seguir en el equipo será a costa de retrasarse a la punta del rombo. El lugar en el que ahora se había asentado Zidane. Dos megaestrellas por una plaza. Dos jugadores distintos, difíciles de comparar. Suave y sutil el francés, bregador, astuto y goleador (aunque ya no tanto) el madrileño.

La única forma de no andar a ciegas en este asunto es mirar al único referente: el partido de ayer. En una situación apurada, con el equipo jugándose los puntos y el crédito en el primer partido de Liga, Luxa no quitó ni a uno ni a otro. Quitó a Gravesen y colocó el equipo en un cuatro-dos-dos-dos, táctica muy frecuente en Brasil. Una línea de cuatro con los laterales muy sueltos para subir, un doble pivote de fuerza y presencia (Beckham-Baptista), dos jugadores en la transición final (Raúl-Zidane) y los dos delanteros, los dos fenómenos brasileños. ¿Será eso lo que haga? No es peor que cualquier otra fórmula, con lo que hay.

Porque el Madrid no tiene un jugador indiscutible para dar la salida. Gravesen no lo es. Pablo García pienso que sí, pero al entrenador no parece que le guste tanto como para compensarle la suplencia de Raúl o Zidane. Beckham y Baptista garantizan escudo y trabajo. La salida será rápida, sin elaboración, y a muchos les disgustará, pero arriba hay calidad para compensarlo. Eso fue lo que hizo el Madrid en la última media hora y le sirvió para darle la vuelta al partido como un calcetín. La única pega es que se sacrifica a Baptista, alejándolo del gol, pero es que en la izquierda del rombo tampoco se le aprovecha, como se ha visto.