El trono de Schumacher es para Alonso

Una carrera menos y Raikkonen ha descontado dos puntos sobre los veintiséis que le llevaba Alonso. Ahora son veinticuatro a falta de cinco carreras. El apretón de Raikkonen empieza a crear en el público una cierta sensación de agobio, pero vistas las cosas con frialdad no hay para tal. Quedan cinco carreras, bien. Raikkonen aprieta, bien. ¿Pero saben cuál es el cómputo de las últimas cinco carreras? Pues yo se lo digo: 36 puntos para Alonso y 34 para Raikkonen. Parece que el finlandés se lo está comiendo desde hace dos meses pero en realidad las distancias se mantienen. Y el tiempo corre en favor de la cómoda ventaja de Alonso.

El efecto agobiante tiene su origen en la extraordinaria facilidad con que Alonso se escapó en las primeras carreras. Renault acertó antes que nadie con un coche perfecto para las condiciones del nuevo reglamento. Con eso y con las manos de Alonso, el binomio se disparó en la tabla, mientras Ferrari se metía en un mar de confusiones. McLaren, mientras, puso a punto un coche que es lo que es: el más rápido de todos, con diferencia, pero no tan fiable como se necesita para ser campeón. Con ese coche Raikkonen ha ganado cinco carreras pero ha tenido varios disgustos. En carreras o en calificaciones, que le han hecho salir desde atrás.

Así que ahora la situación es la que es: si el McLaren no falla, hay muchas posibilidades de que el finlandés gane la carrera, pero casi siempre recortando poco (como ayer) por la impecable fiabilidad del binomio Renault-Alonso. Y si el McLaren revienta, entonces es Alonso el que se va por delante, generalmente con más rédito. Esa es la situación y así están repartidas las cartas, a cinco carreras vista. Alonso tiene un coche seguro y maneja con la solvencia de un campeón. Raikkonen ataca y ataca, pero eso no debe producirnos temor, sino agradecimiento: su arreón final va a servir para elevar la categoría del triunfo de Alonso.