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Federación-Liga: 'La guerra de los Rose'

Hoy es sábado de vuelta de Supercopa y el próximo es el fijado para el inicio de la Liga. Pero para mañana, domingo, Sánchez Arminio ha citado a los árbitros en Madrid. De urgencia y para tratar temas graves, "por el bien del fútbol". A muchos de ellos les han deslizado que se trata de votar una convocatoria de huelga, que retrasaría el inicio de la Liga. ¿Y a qué viene esto? Viene a que la Federación y la Liga de Fútbol Profesional regulaban sus relaciones por un convenio que ya no existe y que la Liga no quiere renovar porque, entre otras cosas, la obligaba a pagar cinco millones por la Segunda B, y piensa que no tiene por qué hacerlo.

Villartiene elementos de presión. Uno son los árbitros, que a su vez quieren un aumento del 25 % (la LFP está dispuesta a llegar a la mitad). Otro son la cuota de inscripción y las fichas, por cuya tramitación pretende cobrar hasta seis veces más de lo que cobraba hasta ahora, para compensarse esa cantidad para la Segunda B que deja ingresar. Otro, que sin convenio se regresa a una situación anterior en la que la Federación era propietaria de los derechos televisivos de la Copa y de la venta internacional de la Liga, derechos que a su vez la LFP tiene vendidos a Audiovisual y cobrada una buena cantidad por ellos. Son muchos flecos sueltos.

Federación y Liga necesitan entenderse, pero los personajes de uno y otro lado han enconado sus relaciones. Y no es una guerra de buenos y malos. Si en la Federación se ha sisado bastante (ahí está el procedimiento abierto) en la Liga se ha robado a mansalva en el último periodo. En esas circunstancias, que cinco millones para la Segunda B puedan provocar el retraso de la Liga más rumbosa de Occidente resulta un sarcasmo. Pero ni Villar tiene flema ni Astiazaran peso, y segundos personajes de uno y otro lado tienden a enconar el asunto, como dispuestos a rodar un remake de La guerra de los Rose, en versión futbolístico-española.