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Una lanza en favor de la Selección

Juega España esta noche contra Uruguay y noto a mi alrededor el escepticismo de siempre en torno a este equipo. Se lo escuché comentar, con buen tino, a un comentarista de televisión: "Es un partido para preparar el de primeros de septiembre contra Serbia, país al que hay que eliminar como trámite necesario para ir al Mundial de Alemania y que allí nos eliminen en cuartos de final". Ese es el destino fatal, que nos eliminen en cuartos, y al regreso escuchar críticas sobre nuestro fútbol, que nunca ha ganado nada, que no es capaz de dar ninguna alegría, que viene a ser la expresión cuatrienal de una España desunida y pesimista.

Pero hubo unos JJ OO hace un verano y fuimos el vigésimo país en el medallero. Hubo hace un mes Mundiales de Natación y fuimos decimocuartos en el medallero. Ha habido hace una semana escasa Mundiales de Atletismo y hemos sido vigesimoterceros en el medallero. Ser eliminados en cuartos equivale a estar entre el quinto y el octavo del mundo. Francamente, encuentro más comprensión con otros deportes que con el fútbol. Y con eso no quiero que tratemos a otros peor, sino que miremos al fútbol con más realismo. Además, ahí están la Eurocopa de 1964, el oro olímpico de Barcelona 92 y la plata de Amberes 20 y Sydney 00.

Así que miremos con mejores ojos a este grupo de hombres que sí, que se entrena muchas menos horas que los atletas, pero que compite muchísimas más que ellos, y en el cual no hay ninguno tan sobrado de peso como ese Canal que sorprendió a Odriozola con su inesperado aspecto de lanzador de martillo. No tenemos una Selección campeona del mundo aún, pero tampoco tenemos el derecho de proyectar sobre ella todo el pesimismo nacional. Dicho todo lo cual, espero que esta noche no me dejen mal ante Uruguay, la vieja y venerable celeste, que esta sí que tiene títulos del mundo, pero ha dejado muy lejos de sí sus mejores días.