No lo duden, está fichado
Robinho fichará por el Madrid. Mañana, el sábado o al final del verano. Pero jugará de blanco en el Bernabéu. Me uno a J.J. Santos en su exilio voluntario si el desenlace de la trama fuese otro. Pero no es el caso. Además, la gente olvida un dato que me parece clave en la negociación. Robinho posee el 40% de su pase. Vamos, que casi la mitad de la casa es suya. Ello significa que si el Madrid ofrece 22 millones de euros por su joven crack y el Santos los rechaza, Robinho puede demandar a su club ante los tribunales y reclamar ese porcentaje, o sea, nueve millones de euros. Y les aseguro que el club paulista no tiene dinero ni para pagar a los vendedores ambulantes de Coca-Colas. La cuestión se zanjará en un máximo de 25 millones.
Si a ello añadimos la voluntad inquebrantable del chaval (sus declaraciones de amor al Madrid me tienen impresionado) y que la madre de Robinho lleva seis meses viviendo a 3.000 kilómetros de su hijo para garantizar su seguridad personal, resulta fácil concluir que el próximo galáctico de Florentino tiene un futuro más blanco que la leche desnatada. El chico no quiere jugar más con el Santos y grita al mundo entero que su mente ya sólo está en el Madrid. No miente. Quiere ser feliz junto a Ronaldo, Roberto Carlos, Raúl, Zinedine Zidane y David Beckham y nadie tiene derecho a apartarle de su sueño. En el Santos dejará un testamento futbolístico de lujo... Y un puñado importante de dinero. ¿Qué más demonios quiere el tal Teixeira?