Fernando Alonso pone las cosas en su sitio
Ayer partió el grueso de la expedición de Madrid 2012 hacia Singapur. Los corrillos, en Barajas, no tenían más tema de conversación que la victoria de Alonso, cuya carrera se siguió con cierta desesperación ante la falta de televisores. Florentino fue el último en incorporarse a la expedición. No había querido perderse detalle de la prueba. La clara victoria de Alonso se interpretó como un buen augurio de lo que nos espera en Singapur. Y buen augurio, sobre todo, para Alonso, quien aumenta su ventaja a 24 puntos pasado el ecuador del campeonato, justo lo que le hacía falta después de aquel simulacro de carrera de Indianápolis. Alonso ha vuelto a poner las cosas en su sitio.
La afición española, nueva en el mundillo de la Fórmula 1, no se lo termina de creer. Pero hay que confiar en Alonso. De Fórmula 1 sabe muchísimo más que nosotros. Ayer ganó de punta a punta. Desde la pole. Es la ratificación de que no sólo es un gran piloto, sino de que también tiene un gran coche. La evolución de los McLaren-Mercedes en el segundo cuarto del campeonato nos había creado dudas. La noticia es ahora la contraria. Esa progresiva evolución se ha estancado y ayer no pudo restar un solo punto a Alonso, pese al carrerón de Raikkonen. Tampoco Schumacher. Sigue ahí, pero detrás de los dos. La carrera del ecuador ratificó el orden de la clasificación.
Todo empieza a apuntar que la clasificación final será como quedó ayer. El R25 es un coche de máxima fiabilidad en las manos de Alonso y sólo circunstancias especialísimas como las de Indianápolis le pueden dejar sin puntos. Aquello vino a demostrar que el reglamento actual es malo para todos. Al haber más de una marca de neumáticos obliga a todos a ir con el gancho, y provoca problemas de seguridad y de imagen. Bridgestone nos retiró la publicidad por reflejar su escaso rendimiento, y la imagen de Michelin en Indianápolis sufrió un retroceso enorme. Aunque esta lucha de marcas sea bonita e interesante para la afición, no es la fórmula adecuada.