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Nueve años haciendo kilómetros

Apareció por el Bernabéu hace nueve años. Sanz lo trajo a precio de ganga: 600 millones de las antiguas pesetas. Su primera foto no tenía desperdicio. Con el pelo cardado (estilo Jackson Five antes de ponerse de moda el afeitado capilar), herido por el empeño de un tal Roy Hodgson en hacerle la vida imposible en el Inter y con el objetivo prioritario de hacer historia en el Madrid, "el melhor team do mundo". Durante muchas temporadas (al menos hasta la conquista de la Novena en Glasgow) ha sido el jugador más vertical del equipo y el más desequilibrante. Kilómetros y más kilómetros. Mientras las fuerzas le respetaron, Robertinho fue pan, cuchillo y mantequilla a la vez. Poco a poco perdió combustible, pero desde que llegó Luxa ha vuelto a poner el 'on' en su enchufe.

Es fácil demonizar a Roberto cuando van mal dadas. Es de los pocos que da la cara... y por eso se la parten cuando habla con el corazón y no con la cabeza. Se ganó todas las culpas de la dimisión de Camacho (la gente olvida que a mi admirado José Antonio nadie le obligó a abandonar la nave en plena travesía), sacó los colores a unos canteranos acomodados el día del Valladolid y fue el único que se atrevió a decir que en Anoeta el Barça no encontraría oposición para ganar la Liga. ¿Acaso mintió?

E l personal debe valorar que ha superado el récord de partidos de Di Stéfano, que es el único defensa que está a punto de alcanzar la cifra de 60 goles y que nunca regateó una sonrisa o un autógrafo a un niño. Eso no es demagogia. También se hace madridismo transmitiendo buen rollito. Además, está a punto de besar la bandera de España con esa doble nacionalidad que abrirá la puerta a los Adrianos del futuro. Por eso, si Roberto Carlos dice que Pablo García es un jugador que hará grande al Madrid yo atendería su petición. Con Robinho, Ronaldo, Beckham y Zidane ya hay mucho baile de salón. A este equipo le faltan más carteristas sin escrúpulos.