Yo digo Vicente Carreño

El camino de Schuster

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Uno: el Atlético necesita buenos jugadores. Y Figo lo es. Dos: el portugués a los 31 sería capitán general en una banda derecha que lleva huérfana desde hace mucho tiempo. Novo vino para ocuparla y desapareció, fue como abducido, y eso que llegaba avalado por una magnífica temporada en el Mallorca. A Ibagaza le tocó la banda como marrón y procuraba dejarla vacía a la primera ocasión que tenía. Ese no es su sitio, como ha quedado demostrado partido a partido. Gronkjaer parecía predestinado a ocuparla y Ferrando prefirió mandarle al lado izquierdo. Encima, el danés, que levantó esperanzas, se deshinchó en un par de partidos y luego se lesionó. Y quedaba Aguilera, que ahora se marcha. Luis Figo a su lado es un chaval.

La procedencia importaría poco en este caso. Figo es un profesional, un futbolista que vende sus botas al mejor postor, que lo mismo puede gritar lo de "Madrid, llorones" que aguantar estoico la bronca del Camp Nou, y que se entrega hasta el final donde le pagan. Su camino sería similar al de Schuster, que llegó al Atlético a los 30 y al que le sentaba que ni pintada la camiseta rojiblanca después de haber llevado también las de Barça y Madrid. A mí siempre me ha gustado la casta de Figo, es un jugador que no se esconde nunca y que se siente un líder. Por eso pide y pide el balón, y lo intenta una y otra vez, indesmayable. Figo todavía podría llenar durante algunos años la desierta banda derecha del Calderón. Aún le queda fútbol.

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