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"Yo soy un símbolodel Barça"

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Lo malo de la sentencia de cárcel para Guardiola es que rompe su imagen en mil pedazos. No tendrá que cumplir pena de prisión, pero le señalarán con el dedo por haber inaugurado la lista de jugadores del calcio condenados a presidio por consumo de sustancias prohibidas. Pep pasará a la historia por esto tanto como por la Copa de Europa que ganó con el Barcelona y ya es protagonista en los dos lados del fútbol. En el lado positivo, por sus títulos y su trayectoria, y en el lado oscuro, por la nandrolona. Esto, finamente, diríamos que es una faena. Una gran faena y un borrón en su hoja de servicios, inmaculada hasta hoy. Aún recuerdo cómo un día, en el aeropuerto de Barajas y a la vuelta a España de la Selección tras su eliminación en la Eurocopa del año 2000, un entonces candidato a la presidencia de un gran club le dijo a Guardiola en bajito y con una sonrisa picarona que si quería cambiar de equipo. "No gracias, que en Barcelona me matan. Yo no soy sólo un jugador, soy un símbolo del Barça", le dijo al aspirante que luego, por otra vía, se salió con la suya. Por eso el Tribunal de Brescia no sólo ha condenado a un jugador, sino que ha condenado a un símbolo.

Ahora bien, yo hace algún tiempo que no creo en el destino, creo en lo que veo. Y lo que veo es que los jueces italianos, tan cucos ellos, han elegido un extranjero, en este caso un español, para inaugurar su Ley Penal Antidopaje. Y en la lista de espera, para un castigo igual o similar, esperan otros dos extranjeros, Stam y Davids, ambos holandeses. Y veo también, en la RAI, que Cannavaro se pincha en vena un medicamento para gente delicada del corazón sin tener él, que yo sepa, patología coronaria, y que miran todos para otro lado. En Italia tienen que mirarse al ombligo, porque de allí vienen la mozzarella de buffala y la moda del dopaje.