No hay duda: Alonso ya huele a campeón

Fue una mañana feliz en un Montmeló exultante de sol, de aficionados, de vips y de alegrías. Una mañana en la que se hizo noticia oficial el rumor de que Doña Letizia ya prepara en su seno un próximo Príncipe de Asturias, y en la que ese otro príncipe asturiano que responde al nombre de Fernando Alonso prosiguió su tarea de demolición del búnker Schumi-Ferrari. Faltó la guinda de la victoria, que correspondió a Raikkonen de punta a punta, pero ese segundo puesto no baja a Alonso del podio y le dispara hasta los 44 puntos. Quedan catorce carreras por delante, pero el R25 pita y Alonso maneja con enorme seguridad.

Pasamos un trago, sí, cuando una burbuja en un neumático le atascó durante algunas vueltas. Verle tercero, en problemas, con Schumacher otra vez pisándole los talones y Raikkonen disparado por delante no era plato de gusto. Pero el puro desgaste del neumático se llevó la burbuja, mientras las que se degradaban, ya sin remedio, eran las ruedas de Schumacher, que otra vez se quedó sin acabar la carrera. El resurgir de Ferrari en Imola, en condiciones de clima y ambiente favorables, quedó desmentido ayer con una nueva debacle de los coches rojos. Y Alonso ya tiene a Schumacher, siete veces campeón del mundo, a 34 puntos.

Y a Trulli, a dieciocho. Y a Raikkonen, a veintisiete. Después de cinco carreras en tres continentes distintos, el binomio R25-Alonso da una impresión de solvencia enorme. Cuesta creerlo, hay que pellizcarse, pero ahora mismo Alonso huele a campeón. Y mientras llega o no el día de coronarse, un domingo de cada dos disfrutamos de estas mañanas que nos proporcionan alegrías desconocidas y nos van introduciendo poco a poco en el sin par mundo de la Fórmula 1, parte tecnología de vanguardia, parte épica personal, parte sofisticadas técnicas de equipo. Un viaje fascinante de la mano de Fernando Alonso. Mil gracias por ello.