Valiente y magnífico futbolista

Cuando Fabio Capello entrenaba al Real Madrid (1996-97) aseguró que el único futbolista con futuro de la cantera era Mista. Una temporada después de ese presagio, el canterano se declaró en rebeldía, se acogió al decreto 1.006 y abandonó el Madrid con dirección a Tenerife, alegando que su cláusula de rescisión (750 millones de pesetas) era desproporcionada en relación a su sueldo, de dos millones y medio. Mista, que tenía entonces 18 años, se hartó de que ni lo cedieran ni lo subieran al primer equipo, una situación, por cierto, muy parecida a la que viven ahora otros canteranos que no se sublevan. Aquella insumisión dio comienzo a una batalla legal que se zanjó 200 millones de pesetas, los que pagó el Tenerife al Madrid como compensación. Tres temporadas después, el Valencia compró al futbolista por 500 millones (Benítez era el entrenador). Y un año más tarde, el Sevilla ofreció por él 700, pero el propio jugador se negó a ser traspasado.

El resto de la historia es más conocida por reciente: Mista marcó 19 goles la pasada temporada y se confirmó como un magnífico futbolista, con gol e influencia en muchas zonas del campo. De hecho, fue una verdadera injusticia que no fuera convocado por Sáez para disputar la Eurocopa. Esta temporada la termina como titular después de empezar como suplente con Ranieri, al que poco importó que hubiera sido fundamental para que el Valencia ganara Liga y UEFA. Me temo que Mista nunca lo tendrá fácil, que vivirá en permanente examen. No es fácil para un español habitar en el barrio de los poetas, la media punta. Para sobrevivir allí no basta con ser polivalente. Hay que ser polivaliente.