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Hay derrotas que resultan hermosas

El Villarreal se ha quedado sin Copa de la UEFA y es una lástima, pero estoy por decir que más pierde la Copa de la UEFA por quedarse sin el Villarreal que éste por quedarse fuera de la competición. ¡Qué manera de jugar! Esa forma de defender un estilo hasta las últimas consecuencias es lo que hace que uno gane, aunque pierda. Esto es un juego y se puede perder. Puede ocurrir que en el partido de ida falles un penalti, que te quiten otro, que te cojan por sorpresa un par de veces. Puede ocurrir que en el partido de vuelta estrelles un balón en el palo y se vayan diez balones al limbo. Pero si no pierdes el estilo, no has perdido.

Para enmarcar queda la jugada del minuto 88. Guayre agarra un balón cerca de la banda, porfía con el defensa, amaga, se va con un caño, encara a otro, descarga una pared con Riquelme, que le devuelve a la espalda del defensor, ya en el área, Guayre retoma el balón, encara a un tercer defensa, amaga con irse hacia la línea de fondo, pero recorta y cede a Armando Sá, que recibe perfectamente perfilado, a unos doce metros de la portería y remata según viene. El balón se escapa unos centímetros por encima del larguero. No es gol, pero la jugada acredita a un equipo que juega bien, que no se precipita, que busca sin descanso pero sin prisa.

Así hay permiso para perder. Ya no nos queda ningún representante en las competiciones europeas, pero me consuela el aroma de esa última jugada, que define un estilo que cada vez gusta más en nuestro país. Desde la década que cubrieron las ligas de la Quinta del Buitre y las del Dream Team, en el fútbol español hay otra exigencia. Se pide que se juegue bien, los entrenadores lo van entendiendo, y el fútbol cascotero desaparece de entre nosotros. Este año las cosas se han dado mal, pero mientras persista ese buen gusto, perder dolerá menos. Porque haciendo el bruto también se pierde, sólo que entonces a uno no le queda nada.