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Un teatrillo que nos vino bien a todos

Me cuenta Damián que Luis ha regresado de Belgrado firme en la idea de que esta Selección es con Raúl o con Raúl. Que será capitán y titular en los próximos partidos, devoluciones de visita de Bosnia y Lituania, a jugar el 4 y el 8 de junio en Valencia. (Por cierto, con la Liga ya acabada y el segundo de ellos a tres días de la final de Copa, una muestra más de que el calendario está hecho con los pies. Con los de Villar, particularmente torpes). Dos partidos para acumular seis puntos, a la espera de la otra devolución de visita, la de Serbia, fijada para el 7 de septiembre, también fecha impropia para un partido decisivo. Pero así se acordó en su momento.

En todo caso, y al margen de la torpeza con que se negoció el orden de partidos del grupo (que se pacta entre los países que lo forman) la perspectiva no es mala. Hasta ahora hemos ganado los dos partidos de casa y empatado los tres de fuera. Nos queda, además de recibir a los tres citados, salir a San Marino y a Bélgica. Con una calculadora sencilla y un poquito de optimismo, tampoco demasiado, nos podemos ver campeones de grupo. Lo peor ya ha pasado. Y Luis está cada vez más firme, me parece que ha terminado su tarea de búsqueda y que ya sabe lo que tiene, lo que quiere y lo que le falta. Lo que le falta es sobre todo Vicente.

Y me gusta la forma en que nos va metiendo la Selección por los ojos. Olvidado aquel desliz que no quiero mencionar, tengo la sensación de que ahora ha montado un teatrillo mucho más sofisticado y provechoso con la intriga sobre si Raúl jugaría o no, si al principio o después, si todo o nada. Los medios y la afición hemos acudido entusiastas y apasionados al debate, cuya escenificación fue ejemplar hasta el final. La Selección necesitaba algo así, algo que encendiera las discusiones y la distanciara de su aburrido papel de fantasma errante que interrumpe la Liga de cuando en cuando a cambio de nada. Me parece que Luis está en el mejor camino.