Ofrenda de flores al busto de Pichichi
Es el rito que más me gusta del fútbol español: cada equipo principiante en Primera División (el Getafe este año) deposita unas flores en el busto de Pichichi cuando hace su primera visita a San Mamés. Un homenaje sencillo a las tradiciones, que sigue encarnando mejor que nadie el viejo y querido Athletic Club, en su entrañable San Mamés. ¿Y quién fue Pichichi? Pues fue el interior izquierda del Athletic en los años que van de 1913 a 1921. Formó parte de la primera Selección que formó España, para disputar los JJ OO de Amberes, de los que regresó con la plata. Murió joven, de tifus, y esa pronta ausencia contribuyó a crear el mito.
No fue exactamente un goleador, aunque su apodo (se llamaba Rafael Moreno Aranzadi) se ha convertido en sinónimo de ello. Lucio del Álamo, a la sazón director de MARCA, escogió su nombre para instituir el premio al máximo goleador, allá por 1952 ¿Por qué Pichichi? Quizá porque había marcado el primer gol en San Mamés (según algunos tratadistas, otros se lo atribuyen a Zazo). Quizá por ese carácter de mito que le proporcionó su muerte prematura. Quizá por la sonoridad del apodo. Quizá porque el propio Del Álamo fue algunos años después de Pichichi jugador del Athletic (suplente de Gorostiza) y había admirado en su infancia al interior.
El caso es que desde el 8 de diciembre de 1926, cuando se inauguró el busto (obra de Quintín de Torre), cada equipo que visita por primera vez San Mamés rinde tributo a la memoria de Pichichi, que viene a ser la memoria de todos aquellos pioneros, que empezaron a hacer del fútbol lo que luego ha sido. El Athletic cuida esta tradición con mimo (la misma calle que enmarca la lateral de preferencia de San Mamés se llama calle de Rafael Moreno Aranzadi) y encuentra eco y colaboración en todos los que visitan su campo por primera vez. Como el Getafe. Que ganó, por cierto. Porque lo cortés no quita lo valiente y el Getafe supo ser ambas cosas.