NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

A Florentino no le gusta verse en el espejo

Marcó Solari. Marcó de preciosa volea el 2-1 cuando quedaban por jugarse en Getafe cuatro minutos, el descuento completo. Pero se sacudió el flequillo y volvió al trote lento al medio del campo. Como sus compañeros. No hubo prisas por recoger el balón de la red, por seguir buscando un empate improbable, una victoria quizá imposible. Era la expresión del abandono fatal al que se ha entregado este grupo, con diez semanas por delante sin más objetivo que aguantar la embestida del Villarreal, que ataca peligrosamente por retambufa. Nadie pensó que el Manchester United le ganó una Champions al Bayern con dos goles en un minuto. Y no fue hace tanto.

Esas diez semanas se extienden ahora como un erial ante el Madrid,y a Florentino le desespera esa evidencia porque no hay otra cosa de qué hablar ni en qué pensar que quién se irá, quién vendrá, quién se quedará. Los aficionados hablan de eso. La prensa habla de eso. Los directivos hablan de eso. Hasta Raúl habla de eso cuando ofrece, noble, su salida desde las páginas de ABC. Eso desespera a Florentino, no sé si porque aún aspira a una imposible estrategia de calma para hacer la transición o porque de verdad cree que este equipo aún puede ponerse en pie con los que hay y poco más. Y me empiezo a temer que lo que piensa es lo segundo.

Y se mete en el búnker y lanza invectivas contra el espejo que le devuelve la realidad, la prensa. Con cierto aire falsario y malintencionado, dicho sea de paso, en su alusión a la portada de anteayer de este periódico, que para nada atentaba a la dignidad de Ronaldo. Lo que aquella foto refleja son las obsesiones publicitarias del club. El editorial del día y la información consiguiente reflejan inequívocamente que Ronaldo y Beckham fueron enviados por el club en su día libre a esos actos. No necesitan que Florentino les defienda. Nadie les ha atacado. Lo que está en cuestión es la falta de sensibilidad del club, que en día tan crítico no suspendió esos actos.