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Dichosos compromisos comerciales...

En el peor momento del año, Ronaldo y Beckham nos aparecen en Hannover y Londres, cumpliendo compromisos previamente concertados. No pasaría nada si el Madrid no fuese como va. Es lunes, día libre por consiguiente. Pero en las actuales circunstancias resulta ultrajante para el aficionado encontrarse de nuevo con esas imágenes, que le reavivan la sospecha de que este es un equipo más aplicado a la tarea de rodar anuncios que a la de ganar partidos. Y que eso no es cosa de los jugadores, sino del club, cuya estrategia de conquista de mercados internacionales ha sido la nota dominante en estos años, exitosos primero, fracasados ahora.

Y el caso es que para mí hay algo objetivamente positivo en el planteamiento de origen: el fútbol no puede vivir de no pagar a Hacienda, de no pagar a nadie, de acumular deudas y de una recalificación cada equis años. El fútbol tiene que pagar sus gastos y en el caso del Madrid el camino de lograrlo es fichar jugadores extraordinarios, que ofrecen a su vez ingresos extraordinarios. Y el resto de la plantilla, gente eficaz y sin altas pretensiones económicas, a ser posible de la cantera. El plan era bueno y empezó bien pero se estropeó sobre la marcha y ahora lo que queda es un equipo perdedor y hereje, que olvida las esencias, pierde y rueda anuncios.

Los anuncios no importarían si el Madrid ganara. Pero pierde porque se ha hecho viejo. La energía que tuvo Florentino para traer a los mejores no la ha tenido para irles dando salida ordenada. Más bien ha alargado exageradamente sus contratos con renovaciones imprudentes y ha tratado de corregir su decadencia fichando centrales, sanos o enfermos. No ha funcionado. Ahora la pregunta es si Florentino tiene un Plan B, una nueva estrategia para mantener los ingresos y recuperar el nivel competitivo. Mientras eso llega, lo que toca es asistir a estos actos publicitarios que hieren la sensibilidad de un aficionado vapuleado por las derrotas.