NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

¿Y qué hacemos ahora con los de Ranieri?

Canal + nos llevó hasta el salón de casa otro gran partido, Valencia-Betis. Gran partido sobre todo por lo que respecta al Valencia, renacido, capaz de superar un rápido gol en contra más un penalti fallado. Un Valencia ya sin Ranieri, con Antonio López en el banquillo, ex segundo de Benítez. La primera decisión de Antonio López fue sencilla: volver a las fuentes. Eliminó de la alineación a los cuatro italianos que trajo Ranieri y sacó al equipo del año pasado, el del doblete, el de Benítez. El Valencia se encontró a sí mismo, corrió, jugó, entusiasmó, disfrutó y ganó el partido. Los meses de Ranieri quedan atrás como una pesadilla. El equipo sigue ahí.

La pregunta ahora es qué hacer con los cuatro italianos que trajo, de los que ayer sólo comparecieron Di Vaio para el último cuarto de hora y Moretti, muy al final. El caso es un ejemplo más de que debe fichar el club, no el entrenador. El entrenador es un profesional muy distinguido, de gran importancia para el funcionamiento del equipo, pero un pasajero que se sube y se baja, o le bajan. Si se permite que cada cual se traiga sus jugadores favoritos luego ocurre que él se va, sus jugadores se quedan y se crea una inflación en la plantilla. Cuando eso sucede, una y otra vez, con cada entrenador cambiado, llega la ruina y el desastre deportivo.

Debe fichar el club. El ideal es un director general deportivo, un manager a la inglesa, que fiche a los jugadores y al entrenador, que maneje a su criterio el presupuesto deportivo del club y que dé una continuidad. Es lo ideal, sí... pero siempre que sea bueno. Porque justamente el Valencia tiene en Llorente algo que pretende parecerse a eso, sólo que lo hace mal. Su fobia hacia Rafa Benítez, con el que no se entendía, desató los polvos que trajeron estos lodos. La operación Ranieri ha sido una maniobra para eclipsar a Benítez y peor no ha podido salir. Ahora, con Antonio López y el equipo del doblete vuelve el orden. Y mejor aún: a Llorente le han cortado las alas.