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Madrid-Athletic con Yeste y sin Ronaldo

El Athletic anda bien. Hace mucho tiempo que no se le conocía un momento de juego y de moral como éste. Su afición está entusiasmada, pensando en la final de Copa y en ir subiendo puestos en la Liga. Yeste está cuajando en jugador grande, con ese aire singular y caprichoso de los genios, pero se hace perdonar cualquier reproche con una rosca. Hay otros buenos jugadores en ese equipo y los que no lo son tanto disfrutan del ambiente optimista, de ese buen viento que empuja a todos cuando un grupo cree en sí mismo y está a gusto. En momentos así todos los jugadores dan su mejor versión y contribuyen a que los demás también la den.

Un enemigo de cuidado ante un Madrid en el que Vanderlei empieza a sentirse incómodo. Entrenar a este equipo es disfrutar de jugadores excepcionales, pero también tener que asistir a caprichos excepcionales. El último ha sido el mayor de todos. Ronie apenas se ha entrenado esta semana. Entre boda, retraso, más retraso y dolorcillo por ahí se la ha pasado en blanco. Y no hace tanto que se fue unos diítas a Brasil, por asunto personal, y se fumó el partido de Soria. Luxa no esconde su enojo. Hoy jugará Owen. Es justo y la afición lo verá así, pero Ronaldo no lo verá tan justo. Él cree tener derecho a la plaza aunque no se entrene.

Ya se lo dijo a Florentino, en presencia del anterior entrenador: "No llegaré a los 35 goles, porque el entrenador dice que no me va a poner si no me entreno, y como no pienso entrenarme..." Y García Remón, que pocos le había dejado fuera ante el Sevilla, fue cesado pocos días después. Ahora le toca a Luxa lidiar el asunto. Ronie es un espíritu libre. Se sabe poseedor de un don, piensa que no necesita entrenarse para marcar goles y el club, sin palabras pero con hechos, se pone de su lado frente a cualquier entrenador. Últimamente se extralimita más que nunca. Luxa tiene sus principios y el choque es inevitable. Asistimos a un pulso inquietante.