El servicio del balonmano a Madrid 2012

¡Campeones del mundo! El balonmano español se suma al club exclusivo de los deportes que le han dado a España un título del mundo y festeja feliz su hazaña. Su éxito se ha colado con estruendo en la densísima actualidad de un fin de semana cargado no sólo de potentes partidos de fútbol, sino de la Super Bowl, el Seis Naciones, el rugido creciente de la Fórmula 1, cuyos caballos ya piafan en los entrenamientos, el arranque de la temporada ciclista y tantas otras cosas. Todo eso se inclina hoy ante un deporte de clase media que ha sabido perseguir con tenacidad un objetivo escurridizo y que lo ha alcanzado cuando menos se esperaba.

Porque esta era una selección renovada y desde algunos círculos discutida. Porque la federación está en pleno periodo electoral y el contrato del seleccionador terminaba ya. Porque se suponía que el equipo aún no estaba cuajado y que ofrecía más futuro que presente. Pero esta selección ha sido un equipo sólido, cargado de fuerza, de juego y de moral, que en la final arrolló a Croacia de tal manera que incluso echamos en falta más emoción. Pero no seré yo quien se queje de eso. Bienvenida sea esta victoria, tan oportuna, porque se produjo cuando aún estaban aquí los comisionados del COI para evaluar la candidatura olímpica.

Y el balonmano ha hecho un gran servicio a Madrid 2012. Esta ciudad tan apegada al fútbol ha pasado examen para organizar el más polideportivo de los acontecimientos. Todo ha ido bien, al entender de examinantes y examinandos. La candidatura es buena y ha sido bien explicada. Pero la guinda ha sido este triunfo del balonmano, porque habrán podido comprobar que no sólo el fútbol hace vibrar a la ciudad y al país. Y si buena es la impresión que se llevan, mejor es la que aquí dejan. Nos han traído suerte: el Mundial de balonmano y la lluvia, que falta hacía. Me parece que esto es el principio de una buena amistad.