Dos equipos en busca del 'efecto Davids'

Al tres a cero le sucedió un cero a tres. Alguna vez he escrito aquí que el Madrid y el Barça son como vasos comunicantes: cuando uno sube, el otro baja. Cada uno de ellos alimenta su fe y su entusiasmo de la depresión del rival, y viceversa. Que el Madrid arrebatara dos puntos de improviso en un minipartido de seis minutos ya amostazó al Barça. Que luego ganara cero a tres en el Manzanares sin necesidad de jugar bien, sino todo lo contrario, acabó de desconcertar a los culés. El equipo imparable de hace dos y tres meses, que ya empezaba a dar sensaciones de fatiga antes de las vacaciones, se desplomó de pronto.

¿Y ahora? Todo el mundo recuerda que hace un año el Barça llegó a estar a dieciocho puntos del Madrid y acabó por delante. El Madrid está sólo a siete: ¿es posible otro vuelco, que no se necesitaría que fuere tan grande? Desde luego, no se puede descartar. El Barça ha hecho un fútbol magnífico, de imaginación, desmarque, velocidad y gol. Pero ha sufrido lesiones con obstinada pertinacia. Para muchos puestos no hay relevos. Los jugadores van cargando fatiga. Los que se vayan reincorporando tendrán que hacer cada uno su pequeña pretemporada y tardarán en coger la forma. Todo eso se lleva la confianza de un equipo.

La baza para el Barça no puede ser otra que el Madrid. Que su reacción no se confirme. Eso va a depender de Luxemburgo, al que hasta ahora sólo podemos juzgar por su buena estrella. Seis minutos brillantes pero en una situación irrepetible, y un gran resultado en un pésimo partido de donde tampoco hay que darle ni quitarle mérito. Barça y Madrid necesitan refuerzos, eso está a la vista. Los dos saben de qué pie flojean. El que afine en la elección encarará la segunda vuelta con mejores perspectivas. Al Barça le relanzó el año pasado el efecto Davids. A ver si se nota para bien la nubecilla de técnicos de que se ha rodeado Butragueño.