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Sobre nuestra inocentada de ayer

Fiel a su costumbre en tal día como ayer, Tomás Guasch se permitió gastarles una broma por la que espero le hayan (nos hayan) perdonado: el posible retorno de Etoo al Madrid. Pero sigan tranquilos los culés y resignados los madridistas: no caerá esa breva. Etoo ha sido el gran error del tándem Valdano-Ramón Martínez. No supieron verlo y crearon a lo largo de cuatro años un enredo de cesiones y medias ventas que terminó en la irremisible pérdida de control del club sobre él. Y con su marcha al Barça, en el que ahora es lustroso pichichi. Y ahí se va a quedar por muchos años, ganando partidos y prestigio internacional.

Podría haberse quedado en el Madrid (a Camacho le hubiera gustado) de no haber estado agotadas las plazas de extracomunitarios. Pero el último legado de Valdano fue Samuel, que cerraba esa puerta ya antes de traerle al Madrid otros males. Así que adiós a Etoo, que ha quedado como un símbolo del mal funcionamiento de la llamada sección de fútbol del Real Madrid, ese apartado que dirigía un tal Ramón Martínez por el modesto estipendio de medio millón de euros al año. Valdano tuvo la dignidad de marcharse cuando vio que en el club le habían perdido la confianza. Pero Ramón Martínez se bizcochó a Butragueño y ahí sigue.

Ahí sigue después de cuatro años sin conseguir que el equipo B ascienda de categoría. Ahí sigue a pesar de que la cantera se va secando (ya no produce ni suplentes para el primer equipo) por culpa de extravagancias como la de Sebas o porque a jugadores sin el intermediario adecuado se les cierra el camino, como le ha ocurrido a Diego León, que se ha tenido que buscar él solito la salida a la Bundesliga. Ahí sigue a pesar de que no ha establecido un circuito de cesiones de canteranos y se da caprichos como negar las salidas de Casilla o Soldado al Getafe. Ahí sigue porque es caro echarle. Pero lo caro es mantenerle. ¿Lo sabrá ya Sacchi?