NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

La Intercontinental se despide de ustedes

Se juega esta mañana, a las diez, en Tokio. Oporto-Once Caldas. Portugués contra colombiano. Campeón de Europa contra campeón de Suramérica. Es la última edición de la Copa Intercontinental, que nació con la intención de proclamar el mejor equipo del mundo y ha llevado adelante con dignidad su misión hasta aquí. Ahora rinde viaje tras 43 ediciones, que arrancaron con la victoria del Real Madrid sobre el Peñarol en 1960 (0-0 en Montevideo y 5-1 en Madrid, con Di Stéfano, Puskas y Gento en la cima de su gloria) y que hoy se marcha discretamente, con un partido entre dos Don Nadies. Aquí ni lo veremos por televisión.

Tuvo sus baches esta Copa. Comenzó con la vieja fórmula de partido y revancha, pero en los setenta la extrema dureza del fútbol suramericano hizo que en ocasiones el campeón europeo renunciara a disputarla. En su lugar fue alguna vez el subcampeón (eso dio la oportunidad al Atlético de ganar la suya, por renuncia del Bayern) y alguna vez ni se disputó. Hasta que en 1980 surgió la Toyota y propuso el partido único en escenario neutral: Tokio. Desde entonces se ha celebrado allí con dignidad. Y con la utilidad, entre otras, de servir de lanzadera de este deporte en Extremo Oriente. Pero hoy la despedimos con cierta tristeza.

Porque la FIFA la sustituye por su mundialito, que ya ha tenido dos arrancadillas en falso. El año que viene quiere sacarlo adelante, reuniendo a los clubes campeones de las seis confederaciones. Más broncas con el calendario. Mientras eso llega, despidamos con honor a la vieja Intercontinental, que hoy tiene un protagonista español: Víctor Fernández. Un entrenador al que Florentino siempre ha mirado con ojos golositos. Lo tiene anotado en su agenda a la espera de cómo le salgan las cosas a García Remón, que viene acertando de pleno en todo, pero que vive agarrado a un pararrayos en medio de una feroz tormenta, y él lo sabe mejor que nadie.