Aprobado el primer parcial

García Remón ha cumplido su primer objetivo. El Madrid está clasificado para los octavos de la Champions, sigue vivo en la Copa y aún tiene pulso en la Liga. Lo mejor, tal vez, es que no hay ninguna situación irreversible. El ánimo de la plantilla es bueno, Ronaldo ha recuperado el tono, la defensa se ha fortalecido (ni un gol en los tres últimos partidos) y hay coincidencia general en que las estrellan, jueguen bien o mal, se sacrifican como nunca. Muchos hubieran firmado un panorama como el actual cuando Camacho dio la espantada.

Desde entonces, todo lo que ha ocurrido, a excepción de la derrota ante el Barça, ha sido moderamente esperanzador y en todo ello ha colaborado el técnico, capaz no sólo de devolver la confianza a los jugadores (para lo que podríamos pensar que bastaba echarse a un lado) sino de introducir de tapadillo algunas aportaciones tácticas casi revolucionarias en un equipo tan inmovilista como el Madrid: defensa adelantada, fuera de juego, pruebas en la posición de Beckham, confirmación de Guti...

El único pero que podría ponerse a García Remón es la gestión del banquillo. Nadie con un mínimo sentido de la realidad le pide que modifique el equipo titular, pues otra cosa sería devaluar el patrimonio del club (y una parte habría que venderla en verano, creo yo). Pero Owen, Morientes y Solari merecen más minutos que los de la basura. Entiendo que la paz en el vestuario y las rotaciones pueden resultar conceptos contradictorios. Pero ese debería ser el siguiente reto del entrenador. Otra conquista de tapadillo, naturalmente.