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Sobre la decadencia y el respeto debido

Se quejaba ayer Michel Salgado de "la facilidad con que se pierde el respeto a gente que lo ha dado todo por el Madrid". Con el tiempo verá que no es así. Durante el resto de su vida le va a acompañar, como a todos sus compañeros, el inmenso respeto que se han ganado, que se están ganando, por estos años de buen fútbol y éxitos. Otra cosa es que en estos días exista la percepción general de que el equipo declina, agotado por los años y los triunfos, y que a su lado emerge un Barça más joven, más rápido, más ilusionado, más hambriento de triunfos. Y que eso haya tomado expresión abrupta en un partido jugado ante 87 países y ante diez millones de españoles.

Ese desequilibrio es lo que refleja la prensa y el pronóstico unánime que habla de cambio de ciclo y augura unos años favorables a ese Barça de la generación joven no es falta de respeto. Por mi parte, ni siquiera creo que el Madrid esté tan mal. Sólo que ha bajado de los nueve puntos a los siete, pero como al tiempo el Barça ha ido subiendo de los cuatro puntos a los nueve el efecto en el momento de cruzarse ambos, el sábado, ha sido espectacular. Y ya nadie duda de que algunos de los galácticos han dejado atrás sus mejores días y que lo que les espera de aquí en adelante es una digna y lenta decadencia, salpicada de momentos de brillantez.

Nada nuevo para quienes llevamos años viendo el fútbol. He visto agotarse otros grandes equipos, otros grandes jugadores, y la inquietud siempre ha sido la misma, por parte de unos y de otros. Pero el respeto queda. Hoy los encuentro y algunos siguen siendo para mí poco menos que semidioses. O, cuando menos, tipos estupendos a los que agradezco los buenos ratos que me hicieron pasar en su día. En lo que respecta a los galácticos, sé que aún les quedan bastantes buenas noches que ofrecer. Entre otras, la de hoy, tan importante. Y si hoy todos pensamos que el Barça les ha adelantado, nadie mejor que ellos para desmentirnos... sobre el campo.