NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

La Copa como valor en sí misma

Estas dos eliminatorias de Copa a partido único son para los equipos de Primera como una riada que les pone en riesgo de perder vidas y hacienda. Cuando pasan, los que han sobrevivido suspiran, y mientras los demás ponemos la clásica raya que indica hasta dónde llegaron las aguas, ellos echan cuentas y reparan en lo bonito que es sobrevivir. En que, pese a todo, la Copa es un valor en sí misma. No da acceso a la Champions, y es una lástima, pero mantiene ilusionada a la afición, le hace a uno sentirse activo y crea una buena perspectiva final. Este año han sobrevivido ocho primeras. Entre ellos, es de suponer, estará el campeón de Copa.

Esos ocho saben que tienen echada una quiniela. Los otros, no. El Barça ya no podrá pensar en el triplete, o al menos en el doblete nacional, esa unión de Liga y Copa que hace pensar que en el país en el que se da el caso no hay más equipo que ese. Sin embargo, el Madrid tiene derecho a esperarlo todo. Para los que se han rezagado demasiado pronto de la Liga, como Valencia y Depor, la temporada se presenta como un páramo, salvo que sobrevivan en la Champions, cosa que resulta improbable. Frente a ellos, Atlético, Betis, Sevilla o Athletic, por poner unos ejemplos, mantienen una ilusión, un alto objetivo final, al margen de los avatares de la Liga.

Este, además, es año impar, y eso quiere decir que el calendario es menos atropellado. No hay Mundial o Eurocopa a la vista. No hay tanta acumulación de partidos para los que siguen en la Copa. La final tampoco será un día entre semana, disimulada entre los afanes de la Liga. Será después de todo, como fiesta de despedida de la temporada, con todos los focos en un partido tenso que proclamará un campeón con derecho a cantar las diez de últimas. Y la Copa no es coto cerrado de los grandes. El Zaragoza, el Mallorca, el Espanyol, la han ganado últimamente. Todo el que sigue vivo puede soñar con ella. Decididamente, ha merecido la pena sobrevivir.