El linier mediático irrumpe en la tarde

El linier mediático irrumpe en la tarde

La plácida tarde de deporte en televisión me sobresalta de repente con el anuncio de Rafa Guerrero, uno de los tipos que han sabido medrar en el villarato, gracias a la incompetencia de las autoridades arbitrales y a la indulgencia general. Rafa Guerrero es el primer linier que ha conseguido hacerse famoso en nuestro fútbol, al menos en lo que mi memoria alcanza. Ahora lo rentabiliza. Una firma de automóviles le contrata para rodar un anuncio, que es una forma de empezar una carrerita. Muchos jóvenes actores que se afanan por formarse para desarrollar su vocación se darían con un canto en los dientes por esa oportunidad.

Pero es que ellos no son famosos y Rafa Guerrero, sí. ¿Y cómo consigue un linier hacerse famoso? Pues metiendo la pata y haciendo extravagancias. Es la única manera. De siempre es sabido que el mejor árbitro es el que no se nota. Pero es que si no se te nota no eres nadie, no eres mediático, pasas por ahí haciendo las cosas bien pero sin relevancia social. Si al retirarte quieres hacer tu propia firma de zapatillas, como hizo Guruceta, conviene que pites un penalti fuera del área en el Camp Nou a favor del Madrid, que expulses a Rojo en San Mamés, que expulses a Gárate porque sí y cosas por el estilo. Eso es lo que da nombre. La discreción, no.

Y ahora tenemos no un árbitro estrella, sino un linier estrella. Empezó su carrera amargándole un partido a Mejuto González, con aquello del penalti y expulsión cuando creía haber visto lo que no había pasado y por ese camino ha prosperado, porque escenas así ha habido otras. Dice que da su dinero a la causa de los niños saharauis. Bien hecho, aunque prefiero aquello de que tu mano izquierda no sepa cuánto das con la derecha. Y desde luego prefiero pasar una tarde de deporte en televisión sin verme asaltado por ese entrometido que tantos partidos ha reventado y que ahora nos ofende con su popularidad mal adquirida.