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Un inaudito grado de deterioro

El horrendo partido de Vilna tuvo un cochambroso estrambote: a los internacionales se les asaltó en el viaje de vuelta, en la pretensión de que dieran con su firma el apoyo a determinada candidatura en las elecciones de la AFE para la Asamblea del Fútbol; obviamente, a la candidatura oficialista, para la que trabaja Gerardo Movilla, otrora activo sindicalista de la tropilla del inolvidable Quino, hoy degenerado en otro de los tontos útiles (o listillos buenos para nada, sería mejor decir) de que se valen Villar y Padrón para mantener el momio. Utilizar un viaje de la Selección para ese fin electoralista revela el mal gusto y la incultura de esa gente.

Y es que hoy los diversos sectores en que está dividido el fútbol votan sus representantes para la Asamblea de 180 personas que, a su vez, elegirán el próximo presidente. Villar hace patéticos intentos para perpetuarse, recabando votos a cambio de favores, pasados y futuros. Quizá lo consiga, si hay suficiente gente falta de decoro como para permitir semejante desatino. Mientras, una comunicación de Anticorrupción al Juzgado 47 de lo Penal de Madrid hace adivinar que la imputación de Villar está próxima. Sobre él pesan acusaciones por los viajes de placer de los directivos, el contrato de Puma y sus propias tributaciones fiscales.

A todo esto, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declara ilegal el establecimiento de la Ciudad del Fútbol en los terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Las Rozas; el CSD le tiene retiradas a la Federación la subvención y las competencias en materia antidoping; la Comisión Europea la expedienta a su vez por impedir que comunitarios menores de 23 años puedan jugar en aficionados; la Junta Electoral (de paniaguados de Villar) fue recusada y hubo de ser sustituida en pleno; las elecciones van a ser impugnadas porque Villar aún no ha dimitido... Ése es el estado de la cuestión. Pero los que chupan del bote quieren mantenerla.