NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

La noche de las buenas y malas noticias

Algunas buenas noticias: España ganó tres puntos, que era de lo que se trataba; la primera mitad de la primera mitad fue estupenda, con juego bien armado, velocidad y ganas; Raúl celebró su octavo cumpleaños en la Selección con su gol número cuarenta, lo que le devuelve la confianza de los aficionados; Xavi ha cogido el mando de este equipo con un aire de jugador valioso, con ascendiente sobre sus compañeros y seguridad en su val Luque está ahí, para lo que gusten mandar, en la banda o en el eje del ataque; y en el otro partido del grupo empataron Serbia y Bosnia, y eso siempre es fenomenal porque cunde mucho en la clasificación.

Y vamos con las malas: al Niño Torres se le escapó crudo otro partido, y es una pena, porque es un jugador con sobresaliente en algunas asignaturas (velocidad, visión, desmarque) pero que no mejora en otras (particularmente finalización). Tampoco Joaquín, Reyes y Del Horno fueron los jugadores de peso que todos esperábamos. En todos ellos se hace visible ese cierto atenazamiento que la Selección produce en algunos futbolistas, por exceso de responsabilidad. Un mal del que suelen estar libres los del Madrid y el Barça, que se juegan un drama en cada partido con su club, pero que es frecuente en los de otros.

Pero lo que peor me supo es que faltó grandeza, sobre todo al final. España jugó sucesivamente contra once, contra diez y contra nueve. Y fue a menos. La sensación de que el partido se iba poniendo cuesta abajo fue haciendo que el equipo se volviera progresivamente más cómodo. Y el fútbol nunca es cuesta abajo del todo. Una goleada hubiera venido bien, para el ánimo general de una afición que aún está escéptica, hasta el punto de que Santander no llenó anoche. Y quién sabe si para la contabilidad final del grupo, del que pasa el campeón seguro y el segundo sólo si está entre los segundos con mejor balance final.