Rooney, Ronaldinho y el Balón de Oro

Inglaterra tiene un nuevo ídolo: Rooney. Sus tres goles en el debut en la Champions con el Manchester United le han hecho el hombre del momento. Fue el jugador más joven en debutar en la selección inglesa, también el más joven en marcar un gol para la misma. Fue igualmente la aparición más grata, de lejos, en una Eurocopa triste y tacticista, la revelación sin tiempo siquiera para defraudar, porque una lesión le apartó cuando todavía no acusaba cansancio ni los defensas habían encontrado antídotos contra su juego. Ahora que se acerca diciembre, su nombre empieza a lucir como posible Balón de Oro 2004.

Tiene todo lo que nos puede gustar: velocidad, fuerza, agresividad, técnica y gol. Recuerda en sus maneras a algunos de los grandes jugadores británicos de ahora (hay en él algo del mejor Owen), de ayer (¡cuántas veces me hace evocar a Gascoigne!) y de anteayer (Best, el rebelde sin causa de los sesenta). En un momento en que declinan, o así lo parece, las megaestrellas reunidas por el Madrid, Rooney constituye la gran novedad del fútbol europeo. Es el hombre que reclama, justo el año en que Grecia gana la Eurocopa y el Oporto la Champions, que la voz más alta la siguen teniendo los futbolistas. Sobre todo los que meten goles.

¿Balón de Oro? Ha sido el jugador de la Eurocopa, desde luego, por delante de Baros, que poco más ha hecho. Le pueden discutir méritos Ronaldinho y Henry. Pero en un año de Eurocopa Ronaldinho pierde una baza. Es la estrella del año en la mejor Liga, la nuestra, pero en competición europea se le ha visto menos. Tiene, eso sí, un escaparate fenomenal por delante, el inminente doble enfrentamiento entre el Barça y el Milán, donde también puede hacer méritos Shevchenko. ¿Y Henry? Tuvo seis meses fabulosos, pero bajó en la Eurocopa y no ha recuperado su nivel. Para mí que se lo juegan Rooney y Ronaldinho en este trimestre.