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Algunos viejos valores que rescatar...

Una mesa, unos amigos, una conversación sobre fútbol. Una escena sencilla, mientras puertas afuera el mundo del deporte hervía con el caso Kenteris. La visita de Luis Aragonés a este periódico, cortesía que agradecemos de corazón, coincidió con el arranque de los JJ OO en los que Rogge se ha propuesto plantar cara seriamente al doping. También Luis tiene una causa por la que luchar: la de eliminar las desconfianzas que rodean a la Selección después de tantas decepciones, la de hacer de este equipo algo entrañable para los aficionados. Lo intentará de la única forma posible: el trabajo día a día, la recuperación de viejos valores olvidados.

Unos valores que necesita el equipo nacional, que desde hace unos años ha perdido el respeto de todos porque no se ha respetado a sí mismo. Uno lo convierte en arma para sus guerras banderizas, otro se los lleva a una capea (cosa que no se atrevería a hacer en su club), aquél los concentra en Jerez para jugar en Zaragoza, todos ellos hacen tantos cambios en los amistosos que el aficionado acaba por restarle importancia al partido, pensando que se ha organizado para rodar un anuncio... Todo conforma una atmósfera como de equipo provisional, sin cuajo, sin rigor en las formas, sin códigos, sin el aire de seriedad que se respira en los clubes.

Y los jugadores, claro, lo aprovechan. De forma más o menos discreta van arrancando sus conquistas. Viajes a la medida, entrenar lo justito, masajista propio, habitaciones individuales, que no fomentan la dinámica de grupo... Nada de eso son grandes pecados, pero todo junto da lugar a un equipo sin equipo, débil ante las dificultades. Malos hábitos que Luis tendrá que corregir. De todo eso y de sus posibles soluciones hablamos ayer largamente. Y de fútbol, ese viejo y querido deporte que siempre es capaz de encontrar un hueco en nuestras vidas. Incluso el mismísimo día en que Rogge le echaba un pulso a Kenteris ante toda Grecia.