Las chicas derriban la última barrera

Nuestras chicas han ganado la Eurocopa de fútbol Sub-19, lo que viene a significar que han derribado la última barrera que el deporte les oponía: la del fútbol. Deporte macho por excelencia en la mayoría de las mentalidades, y no sólo aquí. Oscar Wilde dejó dicho que el fútbol quizá esté bien para chicas rudas, pero no es en absoluto apropiado para muchachos sensibles. Pero no. No hay deportes machos, hay deportes y los hombres y las mujeres los pueden practicar por igual. Los tiempos en que las chicas hacían gimnasia con pololos y las escasas campeonas eran miradas con indiferencia o aprensión quedan ya muy lejos.

El desarrollo del deporte y el de la mujer son signos de salud y de modernidad de un país. Por eso es de celebrar que a Atenas acudamos con la sexta delegación por número de deportistas, y que dentro de ella un 45% sean chicas. Entre ellas, la abanderada. Hace tiempo que no nos sorprenden los éxitos internacionales de nuestras chicas, que del mismo modo que avanzan y arrollan en la universidad (más licenciaturas que los hombres) van asomando su capacidad en distintas modalidades deportivas. Desde que España se paró para ver por la tele a Arantxa batir a Steffi Graf en París todos entendimos que este fenómeno estaba en marcha.

Pero quedaba esta barrera, el fútbol, el deporte macho por excelencia. El del café, copa y puro, el juego recio y viril y todo eso. Pues también lo juegan nuestras chicas, y lo juegan lo bastante bien como para proclamarse campeonas de Europa por delante de Alemania, un país que, como varios otros, hace mucho que enterró los prejuicios en este sentido. Varios de nuestros grandes clubes tienen ya su equipo femenino. San Mamés ha llegado a llenarse para ver a sus chicas. Las chicas del Levante hacen furor en Valencia. El Barça y el Atlético tienen su equipo. Ya sólo falta que Florentino se anime y meta al Madrid en el asunto.