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Hacia el Año Mundial del Mediapunta

Actualizado a

¿De qué juega Saviola? De media punta. ¿De qué quiere jugar Rivaldo? De media punta. ¿Dónde rinde mejor Kluivert? Como falso nueve, entrando y saliendo, como medio media punta. Lo mismo que Alfonso, o sea. Vamos al Madrid. ¿Qué es Raúl? Media punta. ¿Y Zidane? Media punta también, o así. ¿Y Figo? Debería ser extremo, pero se mete en la media punta. Lo mismo que Savio, que también huye de la raya de cal desde el otro lado. ¿Y Guti? Media punta, por supuesto. Lo mismo que Baljic, y suponemos que Rodrigo, al que nadie ha visto, pero aseguran que existe.

Es bonito ser media punta. Tiene un rango especial, un algo elegante que aleja al jugador de rudas tareas. Carreras contadas y cortas. Balón al pie y que corran otros. Toques suaves, que aunque se pierdan provocan un uuuuyyy en la grada, porque si llega a salir... No hay que saltar a por el saque del portero propio a riesgo de llevarse el codazo del central. Para eso está el delantero centro. No hay que desbordar. Para eso están los extremos. Sólo hay que fingir una suave presión sobre la salida de los defensas, para que no se diga. Y si se puede cortar un mal pase, se pilla a la defensa a contrapié y se marca un gol de verdad bonito, fino, que se ve en siete repeticiones.

Por eso la línea entre líneas de la que yo hablaba el otro día está tan poblada. Porque hay mucho jugador consentido y mucho entrenador débil. ¿Y quién sí puede jugar de mediapunta? El que ni siquiera ahí se escaquea, sino que lucha y además marca goles. Como Raúl, que, por cierto, traga con cualquier otra posición. Hoy juega Morientes. Así que Raúl recupera el puesto de media punta. Con todos los honores.