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El difícil momento de Guardiola

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Va entrando agosto y Guardiola sigue sin equipo. Nacido en el Barça, en pleno apogeo de la escuela Cruyff, representa un estilo y un modelo de jugador especiales, que quizá no resulte tan exportable como él mismo llegó a creer cuando anunció su salida del Barça. Juego de toque, pausado, inteligente, madurado, sin precipitación. Su presencia en un equipo marca el equipo. Con Guardiola se juega de una manera. Se juega un fútbol menos físico, más consciente. Pero no todo el mundo elige esa forma de jugar al fútbol. Hay otras. Y él no termina de encontrar un equipo que quiera amoldar su estilo a sus maneras.

También, quizá, porque sus mejores años han quedado atrás. El último año ha marcado un cierto declive. Lento, pero real. La Selección, formada en torno a su juego, lo ha acusado. El segundo año de Camacho ha sido peor que el primero por esa causa, antes que por ninguna otra. Todo colgaba de él y en el momento que él empezó a no ser el mismo la Selección también se resintió. Una lástima que en sus mejores años Guardiola coincidiera con Clemente, que le utilizó mucho menos de lo debido, y que la llegada de Camacho le haya cogido ya en retroceso. Claro que a cambio en el Barça tuvo a Cruyff. Un lujo.

Un Guardiola sin equipo condicionará a la Selección. Igual que la marcha de Redondo (jugador parecido en sus consecuencias) llevó a soluciones nuevas en el medio campo del Madrid, ahora la falta de equipo de Guardiola obligará a Camacho a plantearse soluciones sin él que hasta ahora venía retrasando, por comodidad, por miedo o quizá porque no las encontraba mejores. Ahora tendrá que hacerlo. De aquí al Mundial vamos a ver una Selección nueva, quizá tras varios ensayos y algunas confusiones. Camacho tiene tarea. Salvo que Guardiola, por fin, encuentre equipo y él prefiera agarrarse a lo de siempre. Pero lo veo difícil.