Desde que irrumpió Rafa Nadal en nuestras vidas, siempre quise conocer Manacor. Quería tocar y oler el pueblo que vio nacer al deportista español más grande de todos los tiempos. Y, algo muy imporante para mí, uno de los madridistas más ejemplares que haya parido madre.
Desde que irrumpió Rafa Nadal en nuestras vidas, siempre quise conocer Manacor. Quería tocar y oler el pueblo que vio nacer al deportista español más grande de todos los tiempos. Y, algo muy imporante para mí, uno de los madridistas más ejemplares que haya parido madre.
Universal. Eso es el madridismo. Una bendita pasión sin fronteras. Lo pude constatar en la víspera de fin de año con los amigos de la Peña Seven Emirates.
Ruta de El Quijote. En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre sí quiero acordarme, hay un pueblo orgulloso de ser lo que es, de dónde viene y adónde va: Consuegra.
MILÁN 3 - VERONA 0
Así estalló Donnarumma en el camarín tras pancartas de los hinchas
Partizan-Estrella Roja