Acosta: “Me obsesiona la victoria”
“Nada me cambia la vida si llega o no ese récord del ganador más joven. Lo que me cambia la vida es si gano”, dice en entrevista a AS.
Pedro Acosta tendrá hoy 20 años y 43 días, con lo que si gana la carrera del GP de Alemania de MotoGP se convertirá en el ganador más joven de la historia de una carrera en la clase reina, cargándose el récord establecido por Marc Márquez en Austin 2013, cuando ganó a los 20 años y 63 días. El Tiburón sabe que tiene una última bala para ello, pero más que el récord lo que le obsesiona, en el buen sentido de la palabra, es ganar...
-Se ha hecho un corte de pelo importante para Alemania. ¿Cómo le ha dado por ahí?
-Tenía los pelos muy largos, me tocaban la frente, no me gustaba mucho y el miércoles llegué a una peluquería y le dije que me lo cortara lo más alemán que pudiera. Y me hizo esto. Yo me peinaba así cuando era pequeño. Llegaba mi madre, cogía la maquinilla, me ponía una bolsa de basura en el cuerpo y listo.
-¿Se lo ha hecho a lo alemán porque quiere celebrar algo especial en Alemania?
-¿Por qué no?
-¿Por qué sí?
-Bueno...
-¿Sabe por dónde voy?
-Es difícil no saberlo. (Sonríe).
-Para el que no lo sepa, si gana este domingo se convertirá en el ganador más joven de la historia de una carrera de la clase reina y se cargará el récord de Márquez. Comente esa bala que le queda...
-Es un circuito en el que siempre hemos ido bastante bien, el único del Mundial en el que siempre hemos hecho podio, desde la Rookies Cup, donde se me dio bastante bien. Se adapta bien a nuestra moto y llevábamos un par de circuitos en los que sabíamos que nos iba a costar, así que es una buena oportunidad.
-¿Qué daría por conseguir esa victoria?
-Todo, todo. Todo lo material que tengo.
-¿Tan importante es?
-Ganar, sí. El récord, no. Lo importante es ganar. Nada me cambia la vida si llega ese récord o no. Lo que me cambia la vida es si gano.
-¿Comparte la teoría de que la segunda victoria suele ser más fácil que la primera?
-Bueno, pero no sólo en mi caso sino en todos los casos. Cuando tienes la primera es diferente y se te quita un poco la obsesión esa. Es como cuando consigues las claves del éxito. Había un vídeo que era ‘Las claves del éxito de Cristiano Ronaldo’ y una vez que las tienes ya sabes como usarlas. A ver si llega pronto.
-¿Cuánto de obsesionado está con esa primera victoria?
-Mucho, mucho. Me obsesiona la victoria, en el buen sentido.
-¿Desde cuándo lo está?
-Quizás no desde que empezara el Mundial, pero a partir de la buena carrera que hicimos en Austin se me fue un poco la cabeza con todo y la verdad es que me obsesioné bastante, ya no sólo por ganar si no por ir rápido en moto. Ni me he ido de vacaciones este año y a mi novia le he dicho: “Chiqui, este año creo que no va a haber vacaciones hasta que el tito Pedro gane”. (Sonríe). Sé qué muchas veces no es lo más recomendable el obsesionarse así, pero es la única manera entre comillas que conozco de hacer las cosas.
-¿No va a hacer de verdad algo de vacaciones en este parón de tres semanas que viene si no logra la victoria aquí?
-No. Además, después del domingo me voy con KTM a Austria. Es la manera en la que he aprendido a hacer las cosas y como se las he visto hacer a mi padre siempre, con esa obsesión que me ha podido enseñar. Y también me lo paso bien con esa obsesión.
-¿Le ha jugado alguna vez en contra esa obsesión?
-No, no creo. Toda obsesión controlada es buena. Me he podido caer y tirar muchas cosas a la basura, pero es parte de lo que me toca ahora. En mi primer año de Moto2, en cinco carreras me había caído veinte veces y no me tomé la presión de la mejor manera posible, como estoy haciendo ahora. Era joven y me faltaba mucha experiencia en el Mundial. Era sólo mi segundo año en el campeonato y ahora es bastante diferente. Estoy cometiendo menos errores y muchas veces estoy trayendo la moto a casa cuando es necesario. Hay que seguir por ahí y, el que la sigue, la consigue.
-Antes la gente no se obsesionaba con la victoria en su primer año. ¿Qué le diferencia de otros?
-Es la manera en la que he aprendido las cosas en este campeonato y, el día que gané mi primera carrera en Moto3 ya me ponían en MotoGP como compañero de Márquez saltando directo de Moto3 a MotoGP. He caído en un grupo de gente en el que lo que les gusta es ganar. Mi jefe, Pit Beirer, ha sido piloto y lo que le gusta es ganar y ahora está de jefe de KTM. Si tú ves en la gente que está a tu alrededor, sin estar en la pista, el ansia de ganar y de hacerlo bien, cómo no la vas a tener tú que eres la cara visible.
-¿Cómo lleva ser una estrella de MotoGP?
-Yo no soy una estrella, por ahora soy un estrellado. (Risas).
-Qué va. Se estrella de vez en cuando, pero cae muy bien a la gente...
-Eso es bueno. Yo intento ser lo más normal posible. Llego a casa y está la misma gente que conozco desde que tengo tres años. La fama no me ha cambiado y en Mazarrón ‘el Pedro’ es el mismo Pedro que cuando no tenía sitio donde ir y mi padre sigue trabajando, porque si no mi madre pone tenso el tema en casa y me da una colleja.
-El otro día fui testigo de una situación curiosa. Yo iba hablando con Márquez y usted se cruzó con él y ni le miró ni le saludó. ¿Cómo consigue ir tan a su aire y cómo no tiene tentaciones de acercarse a otros pilotos grandes para preguntarles cosas? Eso es otra muestra de que no viene aquí a hacer amigos...
-Tengo muchos problemas yo aquí en mi día a día para intentar ser competitivo como para preguntarle a los demás cómo les va el tema. Ser piloto de MotoGP no incluye sólo ser piloto dentro de la pista, sino todo lo que viene detrás de comerte la cabeza de estar pensando las 24 horas del día y los siete días de la semana de dónde saco esa décima que me falta. Y a mí no me falta una, sino dos o tres, así que tengo más trabajo que los demás ahora mismo. Llevo tantísimas cosas en la cabeza que, a lo mejor, un día paso por delante de ti y no te saludo, pero no es porque me hayas hecho nada, sino porque ni te he visto de la movida que tengo montada en mi cabeza. Todos tenemos problemas y yo me centro en los míos.
-Por su actitud, dentro y fuera de la pista, ¿a qué piloto cree que se parece del pasado?
-¿A cuál crees tú?
-A mí me recuerda al primer Lorenzo de MotoGP, por su frescura y porque dice lo que piensa sin que le importe lo que piensen los demás.
-Te lo compro. Ha sido el único con el que Valera (representante de ambos) me ha podido comparar. Tengo que decir que mi manera de pensar sobre él cambió cuando le conocí. Ahí me cayó muy bien. Esto es mi trabajo y tu trabajo no tiene que cambiar tu forma de ser.
-También tiene un punto Schwantz, que era el texano que se enfrentaba al grupo californiano de Roberts...
-Yo no he podido conocer bien a ese grupo de gente. Sí que Kevin siempre viene a verme cuando voy a América y este año conocí a su madre, pero no le conozco lo suficiente. Y Lorenzo se retiró cuando yo entré en el Mundial.
-¿Contará algún día lo que le preguntó a Lorenzo la primera vez que cenaron juntos?
-¿Tú lo sabes?
-Me lo contó usted.
-(Risas). Lo contará Lorenzo algún día. Sólo digo que Valera no sabía donde meterse y que se le salieron los ojos como a los dibujos animados. (Más risas).
-Gracias por la entrevista y a por esa ansiada victoria.
-Gracias a ti.