Mazepin: "En la F1 es peligroso volver donde no te quieren"

Como si fuese una celebración solemne, apareció Nikita Mazepin (Rusia, 23 años) con un luto riguroso y mucho que decir en una puesta de escena neutral. Confirmaban que su comparecencia se realizaba en Moscú, en un despacho ausente de banderas y cualquier signo que pudiera desembocar en alguna interpretación, porque lo realmente importante era el discurso que pronunció el ruso sin mirar a cámara para momentos después, abandonar el guión y hablar con la Prensa internacional sobre el amargo momento por el que atraviesa un piloto que se queda sin el sueño "por el que luché 18 años de mi vida".

Mazepin se siente una víctima del conflicto entre Rusia y Ucrania ya que desde el primer momento, aseguró estar dispuesto a cumplir con las peticiones de la FIA para continuar compitiendo en una temporada donde su contrato con Haas seguía vigente y además, "no existe ningún motivo legal para que haya acabado en el momento en el que acepté ser neutral". El ruso quería "firmar una carta (la que proporciona la federación) para ello" y sin embargo, la escudería decidió romper con el piloto y su patrocinador Uralkali de manera inmediata.

"La decisión de Haas de acabar el contrato unilateralmente no fue tomada por sanciones o por una autoridad deportiva, o por mi o por mi padre o su compañía", continúa explicando sobre un cese que conoció al mismo tiempo que los medios de comunicación y que le ha llevado a crear una fundación bajo el nombre de 'Competimos como uno solo' para deportistas que, como él, se han quedado sin defensa para poder continuar con sus carreras deportivas. Sabe y entiende que "el mundo no es el de hace dos semanas y que es un tiempo difícil", pero cumple rigurosamente con la petición de la FIA de ser neutral a la hora del hablar sobre el conflicto, a pesar de haber perdido su asiento en el Gran Circo.

No descarta volver al Mundial en un futuro próximo, pues "la F1 no es un capítulo pasado", aunque de momento solo dedicará su tiempo "a la fundación, en donde puedo ser útil". Eso no implica que continúe preparándose físicamente, pues siempre estará "listo físicamente"  para un posible regreso y asegura que trabajará para ello, aunque no bajo el amparo de Haas: "No quiero ir donde no me quieren. Aunque haya un resquicio legal, no puedo volver a Haas. La F1 es peligrosa como para hacerlo".

La confianza en la estructura americana se ha roto por completo. "El equipo me dijo que si la FIA me dejaba, no habría problema. Yo solía creer al cien por cien en las palabras de Steiner, que es quien dirige el equipo, y nadie está listo para esto. Supe que me echaban el mismo día que la prensa, no me dieron pistas de ello ni apoyo", recalca el piloto ruso, que sí tuvo la oportunidad de sentirse arropado por pilotos como Checo Pérez, Russell, Leclerc o Bottas: "Me llamaron para animarme y apoyarme. Es un gesto importante porque el viaje a la F1 es largo para todos".

¿Qué pasará a partir de ahora con su asiento? "No lo sé, no sé quién cogerá el asiento, pero quien lo haga, que tenga suerte y haga un buen trabajo. No tiene nada que ver con esto". Como tampoco el resto de miembros de una escudería, a la que también libera de toda culpa exceptuando a un Guenther Steiner con el que no ha vuelto a tener contacto.

Sanciones de la UE

Además, las malas noticias sobrevuelan al clan de los Mazepin, ya que Nikita y su padre Dmitry han sido añadidos a la lista de rusos de alto perfil sujetos a sanciones de la Unión Europea derivadas de la invasión rusa sobre Ucrania. La UE señala a Dmitry como jefe de Uralkali, por lo que "participa en sectores económicos que proporcionan una fuente de ingresos sustancial a Rusia". Sobre el piloto, argumenta la UE que "es una persona física asociada a un importante empresario (su padre) que participa en sectores económicos que proporcionan una fuente sustancial de ingresos al Gobierno de la Federación de Rusia". 

Señala Europa para justificar más su decisión que el padre de Mazepin es una persona del círculo de confianza de Putin y argumenta que Dmitry, junto con otros 36 empresarios, se reunió con Putin el 24 de febrero, el día en que comenzó la hostilidad de Rusia sobre Ucrania.