Golpe de mano del 'emperador' Sebastien Loeb

El mito ha dado un puñetazo en la mesa en la segunda jornada de la prueba monegasca, ganando todos los tramos y colocándose líder.

MontecarloActualizado a 21 de enero de 2022 12:44 CET

Recién llegado del Dakar, sin tiempo de quitarse el polvo del desierto, tras dos años sin correr una prueba del Mundial, con un coche que casi ni ha podido probar y a un paso de cumplir los 48 años...nada ha impedido a un imperial Sebastien Loeb dar un puñetazo en la mesa y poner patas arriba el Rally de Montecarlo. El piloto más laureado de la historia ha vuelto por sus fueros y ya es líder de la prueba.

Ha necesitado poco tiempo Loeb para aclimatarse a su nuevo Ford Puma. Segundo día de competición al volante, y de nuevo ha marcado el paso. Se ha impuesto en todos los tramos matinales y ha arrebatado el liderato a su tocayo Ogier. "He atacado al máximo toda la mañana, el coche es fantástico, y los 'ovreurs' han hecho un gran trabajo. ¡Gracias equipo!", exclamaba tras tomar el mando de la prueba en Entrevaux.

Ogier se ha desdibujado, posiblemente perjudicado al abrir pista en unas carreteras que en la zona soleada estaban secas, pero que en las umbrías tenían peligrosas humedades y algo de hielo. No sólo se ha visto superado por su archienemigo Loeb, sino que también su compañero Elfyn Evans. El rey de la noche se ha convertido en calabaza al amanecer.

Tras el trío de cabeza se ha formado un pelotón formado por Thierry Neuville, Craig Breen y Ott Tanak. Los Hyundai han mejorado y se acercan a los tiempos de cabeza, y el irlandés está siendo cauto en un rally que llevaba mucho tiempo sin correr. El que se ha descolgado de ese grupo ha sido Gus Greensmith que, tras sorprender en los inicios de la prueba, ha perdido mucho tiempo en el tramo final al fallar el sistema híbrido, algo que también le pasó a Tanak en el primero.

El gran accidente de esta matinal ha sido el protagonizado por Adrien Fourmaux, que tocaba contra un talud y salía despedido hacia el barranco, destrozando su Ford. La otra cara para el equipo del óvalo, que por otro lado disfruta con su regreso a lo más alto de la mano del piloto más laureado de la historia.