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FÓRMULA 1

Cómo se gestó en silencio el regreso de Fernando Alonso

Renault esperaba renovar a Ricciardo cuando se quedaron compuestos y sin piloto. El bicampeón siempre fue la prioridad de Abiteboul.

Fernando Alonso.
Fernando Alonso. J.L.Cereijido

Daniel Ricciardo se quedó en Australia después de la cancelación del gran premio, en marzo, y se despidió de sus jefes de Renault hasta la siguiente carrera. A mediados de mayo llevaban más de un mes sin hablarse cuando descolgó el teléfono y le dijo a Cyril Abiteboul: "Me voy a McLaren". Su evasiva no sorprendió al paddock, pero sí a la escudería francesa, que confiaba en retenerle y en su compromiso después de haber desembolsado cerca de 20 millones por cada temporada que se ha subido al coche. De un día para otro, se quedaron compuestos y sin piloto.

Mientras tanto, la crisis económica de la pandemia arreciaba y sacudía especialmente al fabricante de automóviles, a la deriva desde la detención de su expresidente, Carlos Ghosn. Debieron pedir un crédito al estado francés de unos 5.000 millones de euros. Desde hace meses se especulaba con el futuro del equipo en la Fórmula 1 y la falta de liquidez avivó los rumores. La intermediación de Jean Todt, presidente de la FIA, para rebajar sensiblemente el techo presupuestario de 2021 fue decisivo en la continuidad de Renault. Clotilde Delbos, la máxima ejecutiva interina durante ese periodo, dio el visto bueno. De golpe, el automovilismo pasó de ser un vicio caro, de 230 millones de euros por temporada, a una inversión publicitaria rentable: ninguna campaña tiene repercusión mundial a cambio de 150 millones y la F1 sí lo ofrece.

Desde el adiós de Ricciardo, para acompañar a Eesteban Ocon el primer nombre de Renault fue Fernando Alonso. Se sondeó a Sebastian Vettel, que dejaba Ferrari y tiene buen cartel, pero el alemán no se postuló porque prefiere marcharse antes que subirse a un proyecto en construcción. Son muchas campañas pilotando coches ganadores para volver a empezar con 32 años. Se ofreció Valtteri Bottas, harto de ser el segundón en Mercedes y de que sólo le confirmen mientras no haya una opción mejor. Y se miró a la academia de pilotos, donde despuntaba el malogrado Anthoine Hubert, pero el chino Guanyu Zhou, de la Fórmula 2 aún está verde.

Siempre fue la opción prioritaria

Así que se iniciaron los contactos, a mediados de mayo, con un Alonso que tenía claro desde marzo sus intenciones de volver al Gran Circo. No hubo acuerdo de base, a la firma le pareció imposible asumir el caché del ovetense con la práctica totalidad de su plantilla en ERTE, y afrontando una reducción ante el tope de gasto que viene (que no afecta al salario de los pilotos). Pero durante las últimas dos semanas se pusieron manos a la obra porque Abiteboul, un jefe rígido, quería evitar a toda costa ir a fichar, dentro de un par de meses, a la sección de últimas oportunidades. El pasado viernes aún no estaba cerrado al cien por cien, pero en los últimos dos días se concretaron los detalles finales.

Con acuerdo en la duración, dos años y una opción para la tercera, sueldo de estrella del deporte y la marca Kimoa dentro del paquete, Alonso exige claridad en el proyecto deportivo. Ha dicho, por activa y pasiva, que no volvería a la Fórmula 1 para luchar por un décimo puesto, la razón por la que se marchó de McLaren en 2018 cuando tenía todas las facilidades de Zak Brown para renovar y disputar las 500 Millas de Indianápolis siempre que quisiera. Se entiende que los datos y las perspectivas que le enseñó Abiteboul le convencien. Era fundamental esperar a julio, porque el traspaso debía pasar por la mesa del italiano Luca de Meo, expresidente de Seat y actual máximo responsable de Renault. Y la idea, como al resto del panel de directivos, le convenció desde el principio.